Sylvester Stallone llegó a Hollywood con Rocky, el que probablemente sigue siendo su mayor papel de culto hasta la fecha. Le hizo ser una estrella de cine, pero también le exigió mucho físicamente. El actor reconoció públicamente que la producción le hizo sentirse "mareado" y "físicamente agotado" y décadas después continúa sufriendo las consecuencias a largo plazo.
A través de su cuenta de Instagram, Stallone compartió hace unos meses un ejercicio con el que simulaba al maestro Bruce Lee y demostraba que estuvo en muy buena forma física. En ese mismo post, el actor asegura que haber llegado a ese nivel le hizo pagar un alto precio.
"¡Con razón me duele la espalda! Cuando entrenes, recuerda que todo ejercicio tiene consecuencias a largo plazo. Rodillas, codos, hombros, tobillos, muñecas y cuello. Si presionas demasiado, estos movimientos se volverán en tu contra. Por eso siempre he dicho que ponerse en buena forma te matará", recuerda el actor.
Stallone vino del barrio de Nueva York, Hells Kitchen -que luego popularizó Marvel-, y tuvo su gran oportunidad cuando presentó el guion de Rocky después de ver la pelea entre Muhammad Ali y Chuck Wepner en 1975. Fue él quien insistió en que quería el papel protagonista -el estudio, cómo no, quería que una estrella de cine ya conocida liderara el reparto- y para ello se esforzó al máximo. Obtuvo su recompensa cuando Rocky se convirtió en uno de los mayores éxitos de Hollywood, lo que hizo que Stallone mantuviera este nivel durante las siguientes entregas.
"Estaba siguiendo una dieta muy rica en proteínas que no me proporcionaba mucha energía física ni mental. Durante ese periodo sólo comía porciones muy pequeñas de galletas de avena hechas con arroz integral y hasta 25 tazas de café al día con miel y un par de cucharadas de atún. Suena increíble ¿verdad? En ese momento mi grasa corporal bajó a 2,9, lo cual es un nivel realmente peligroso. Puede que me viera bastante bien por fuera, pero por dentro era algo muy peligroso de hacer", comentó en una publicación de Instagram en 2017 acerca de su preparación para Rocky III.
Precisamente esa imagen en la que se le ve boca abajo es un momento en el que intentaba que "un poco de sangre volviera a mi cabeza para poder continuar con la complicada coreografía de la pelea".
Esta malnutrición que mantuvo durante un tiempo más su entrenamiento físico -"quería parecerme a Tarzán: elegante, firme, casi como un gato"- le hicieron tomar decisiones que más tarde lamentaría. A sus 77 años tiene achaques por todo el cuerpo, pero también una de las carreras más sólidas de la industria, así que al menos valió la pena.