Recién nominada en la categoría de Mejor película extranjera en la 96 edición de los Premios Oscar, La sociedad de la nieve de J.A. Bayona ha resucitado el interés por la Tragedia de los Andes. Un suceso increíble y conocido por todos que nunca podrá caer en el olvido, pero que es abordado por la película de Netflix como no se había hecho hasta la fecha: con el libro homónimo de Pablo Vierci como base y poniendo el foco sobre los que perdieron la vida en la montaña.
Una de las principales cualidades de la película es que, para contar la historia, J.A. Bayona ha prestado mucha atención al detalle. Por un lado porque los 16 supervivientes compartieron su relato para el libro publicado en 2008, compartiendo un sinfín de anécdotas, pero también porque tanto el equipo como los actores han tenido la oportunidad tanto de conocer como de compartir largas conversaciones con los protagonistas reales de la tragedia, así como con los familiares de los fallecidos.
La cercanía de la película de Netflix con los hechos reales que relata ha sido objeto de los elogios de los supervivientes, que fueron los primeros en verla y han quedado muy satisfechos con el resultado.
Escenas como el momento en que Gustavo Zerbino se sienta sobre la pequeña maleta en la que llevaba los recuerdos de los fallecidos para sus familiares, las fotografías, los textos que escribieron e incluso determinadas conversaciones son la mejor prueba de la fidelidad con la que Bayona ha llevado la historia a pantalla.
Además, en el final de la película, un pequeño gesto llevado a cabo por Roberto Canessa, interpretado por Matías Recalt, que también ocurrió en la vida real alberga un significado profundo, puesto que el superviviente lo hizo como un símbolo de lo que dejaba atrás.
Si pausas La sociedad de la nieve a los 119 minutos, justo en la recta final de la película, Roberto Canessa, que ya se encuentra en la casa del arriero Sergio Catalán tras haber completado con éxito la expedición final, saca de su bolsillo la media de rugby en la que quedaban los últimos trozos de carne humana que habían llevado consigo durante su periplo y las entierra. Un gesto que también llevó a cabo el Canessa real y que se relata en el libro de Pablo Vierci. Aunque en la película ocurre una vez ya han sido rescatados, en realidad Roberto Canessa llevó a cabo aquella acción justo en el momento en que se encontraron con el arriero al otro lado del río y Nando Parrado escribió esa famosa nota de "Vengo de un avión que cayó en las montañas".
Eran las siete de la mañana del 21 de diciembre de 1972. Habían transcurrido setenta días desde el accidente. Roberto enterró la carne que sobraba junto a la piedra y le dijo adiós a la sociedad de la nieve.
Aquel gesto simbolizaba algo muy importante para Roberto Canessa: el final de la sociedad de la nieve, esa sociedad que había formado con sus compañeros supervivientes y que, durante los 72 días posteriores al accidente, fue la que los mantuvo con vida. Una sociedad con su organización, sus normas, sus acuerdos y regida por la colaboración mutua que, en última instancia, les permitiría regresar con vida.
"En la sociedad de la nieve los códigos eran completamente diferentes a la sociedad de los vivos, donde lo que se apreciaba no era algo material, sino intangibles como ser todos iguales, pensar en el grupo, ser fraternos, prodigar afectos o abrigar ilusiones", resume Canessa que significaba la sociedad en su relato para el libro. "Ese experimento de comportamiento humano único que funcionó en base a los cinco conceptos más sencillos que puedo imaginar: equipo, persistencia, afectos, inteligencia y, sobre todo, esperanzas".
