Se estrenó el pasado 15 de diciembre entre grandes críticas que se sumaron a los elogios que ya había recibido en distintos festivales, pero el verdadero boom de La sociedad de la nieve se ha producido con su esperada llegada a Netflix el pasado 4 de enero. La película española dirigida por J.A. Bayona sobre el archifamoso suceso conocido como la Tragedia de los Andes ha levantado pasiones y, en algunos, auténtica obsesión por conocer todos los detalles de la increíble historia real de supervivencia en la que está basada. Por el camino, el filme se ha convertido no solo en la candidata española a los Oscar, sino en una de las oficialmente cinco nominadas a Mejor película internacional.
Muchas son las cualidades que hacen de La sociedad de la nieve una gran película, pero si tuviera que quedarme con alguna sería con su capacidad para transportar a los espectadores hasta el fuselaje varado en ese valle nevado en el que los supervivientes pasaron 72 días con un frío extremo y sin más alimento que los cadáveres de sus amigos muertos. Aunque rodada en Sierra Nevada, los fondos de La sociedad de la nieve han sido cambiados por los fondos que rodaron en el lugar exacto del suceso y, además, el uso de la tecnología usada por el equipo para el rodaje del accidente consiguió que atestiguar el impactante momento fuese como estar en aquel avión.
Además, el equipo de Bayona se rodeó de actores uruguayos y argentinos que habían sido seleccionados en base a la verdadera personalidad de los verdaderos protagonistas de la historia y durante un extenso proceso de casting, y contó con el mejor relato posible como punto de partida: el libro La sociedad de la nieve de Pablo Vierci, que reunió los testimonios de todos los supervivientes 35 años después.
Todo estoy muchas más cosas se cuentan en el reportaje sobre cómo se hizo la película que desde hace unos días también está disponible en Netflix bajo el título ¿Quiénes fuimos en la montaña?
No obstante, si tras ver La sociedad de la nieve y empaparte a fondo con la increíble historia de estos 16 supervivientes uruguayos te has quedado con ganas de más, no tienes que irte muy lejos para disfrutar de otra empoderadora e impactante historia real de supervivencia: Netflix tiene en su catálogo una película española basada en hechos reales que fue estrenada en el año 2018 y sin duda es otro de esos relatos que demuestran la verdadera fortaleza del ser humano en condiciones extremas.
"Una minimalista epopeya de supervivencia marítima que se engrandece por el sustrato humano"
Se trata de Solo, una película dirigida por Hugo Stuven y protagonizada por Alaín Hernández que cuenta la historia e Álvaro Vizcaíno, un surfista cordobés de 38 años que en el año 2014 sufrió un accidente mientras se encontraba buscando la ola perfecta en la isla canaria de Fuerteventura. Caminando por la ladera de una duna, Álvaro notó que el suelo cedía y se deslizó a toda velocidad hacia un acantilado, desde donde cayó al mar. Malherido, con varios huesos rotos, completamente incomunicado y a la deriva, el surfista consiguió no ahogarse y llegar a una cala cercana en la que pasó 48 horas sin comer ni beber. Sin embargo, sus ganas de vivir ganaron y, por su propio pie y a pesar de sus heridas, se aventuró de nuevo al mar para salir nadando de allí.
El peso de la película recae en su mayoría sobre Alaín Hernández, pero también visita momentos tanto de su pasado como de su futuro después de aquel accidente que le cambio la vida. Completan el elenco Aura Garrido, Leticia Etala y Ben Temple.
Entrevista a Hugo Stuven ('Solo'): "El rodaje está siendo una aventura, pero hay mucha camaradería""Una minimalista epopeya de supervivencia marítima que crece, se engrandece por el sustrato humano, por su lirismo nada impostado (esa sencillez en hablarnos de la insignificancia del ser humano frente a la inmensidad implacable de la Naturaleza) y por su precisión en la realización", escribía sobre ella Marcos Gandía en su crítica para SensaCine. "Un narrador, un artesano, siempre al servicio de la historia, de no forzar el artificio o la filigrana (ningún plano de Solo está vacío de utilidad dramática, no es objeto de florituras vacías para el lucimiento del ego del director), y de situar su ojo/cámara en el centro de la historia, en el alma y el corazón de los personajes".