"Siento que solo debería llevarme un pedacito de él", dijo Judi Dench cuando, en el año 1999, el carismático actor y cómico Robin Williams le entregó el Premio Oscar a Mejor actriz de reparto por su trabajo en Shakespeare in Love (Shakespeare enamorado). "No hay nada como una Dama", le respondió él en referencia a al título de la intérprete, declarada Dama en 1988 por la Orden del Imperio Británico.
La razón por la que Dench hizo aquel comentario sobre el escenario de la gala de entrega de los prestigiosos premios otorgados por la Academia de Cine es porque su trabajo en la famosa película de John Madden se reducía a una aparición de tan solo 8 minutos en pantalla. En lo que desde entonces ha sido considerado por muchos como un cameo pero en ningún caso un papel secundario, Dench encarnaba en Shakespeare in Love a la Reina Isabel I de Inglaterra y su aparición, aunque breve, es uno de los grandes momentos de la película.
Un cuarto de siglo después, Shakespeare in Love sigue siendo una de las películas más populares de los años 90 y el de Judi Dench no fue el único Oscar que ganó aquella noche. La película se llevó siete de los 13 galardones a los que optaba, incluyendo el de Mejor película y Mejor actriz para Gwyneth Paltrow.
En la película, ambientada en el siglo XVI en pleno reinado de los Tudor, un joven y desconocido William Shakespeare (Joseph Fiennes) está sufriendo un bloqueo creativo mientras trabaja en su nueva obra, Romeo y Julieta, al tiempo que necesita que su trabajo alcance una mayor notoriedad. El escritor necesita una musa que le inspire, pero sus problemas se esfuman por completo al conocer a Lady Viola (Paltrow), con quien inicia un romance mientras acaba la que será su obra maestra. Por su parte, Viola, que lo que más desea es actuar pero no puede hacerlo por tratarse de una mujer, se ha hecho pasar por un hombre, un secreto que guardan juntos mientras tratan de conseguir que su amor no sea imposible.
A pesar de la brevedad, la presencia de Dench en cada segundo que pasa en pantalla es un auténtico deleite: desde su caracterización como la Reina Isabel I hasta cada una de las líneas de su guion. Además, la intervención del personaje es clave cuando Viola es señalada como una mujer sobre el escenario y la Reina, aún habiéndola reconocido, la protege frente a los espectadores y la ayuda a mantener el secreto.
Sin embargo, aunque su interpretación fuera excelente, lo breve de la misma fue lo que puso el premio en cuestión. Y no tanto que ganase el Oscar en sí, si no si realmente debía ser nominada. De hecho, un reportaje reciente de Entertainment Weekly, publicado en 2020, planteaba a sus lectores un interrogante: ¿Debería devolverlo?", escribía la publicación en su titular. Sin embargo, que Judi Dench ganase un Oscar por una interpretación tan corta no era la primera vez que ocurría: el récord lo tiene Beatrice Straight por una aparición de seis minutos en la película Network en 1976. Asimismo, Anthony Quinn también lo ganó por ocho minutos en El loco del pelo rojo en 1956 y tampoco es que fueran muy largas las interpretaciones de Penélope Cruz en Vicky Cristina Barcelona (15), Anne Hathaway en Los miserables (15) o Anthony Hopkins en El silencio de los corderos (16), por poner solo algunos ejemplos.
No obstante, una de las razones por las que se puso en cuestión el Oscar de Judi Dench tuvo que ver con que la actriz se impusiera a actrices que habían llevado a cabo grandes papeles y, en todos los casos, papeles casi protagonistas pese a competir en la categoría de actrices de reparto. Las otras nominadas eran: Kathy Bates en Primary Colors, Brenda Blethyn en Little Voice, Rachel Griffiths en Hilary y Jackie y Lynn Redgrave en Dioses y Monstruos.