Hace 18 años, Nicolas Cage protagonizó una sátira bélica en la que compraron 3.000 armas reales porque les salía más barato que hacerlas como accesorios de la película.
El señor de la guerra fue un éxito mediocre cuando llegó a los cines, pero con el tiempo ha ido ganándose un hueco en el corazón de los cinéfilos y se volvió uno de los proyectos más populares de Cage. Eso, unido a que estamos en una época llena de secuelas, 'remakes', 'reboots' y franquicias; ha hecho que su secuela reciba luz verde.
En mayo de 2023, THR anunció que Lords of War iba a ser una realidad con el regreso de Cage y el fichaje de Bill Skarsgård. La primera entrega, dirigida por Andrew Niccol, sigue a Yuri Orlov, un traficante de armas inspirado libremente en Viktor But, un traficante de armas ruso real conocido como el Mercader de la muerte.
La secuela, que también contará con Niccol como guionista y director, seguirá a Yuri, que descubre que tiene un hijo, Anton (Skarsgård), que también se involucra en el negocio de las armas.
Llevamos 16 años esperando una secuela de esta saga de acción y aventuras: lo intentaron con una serie pero fue cancelada tras una temporadaOriginalmente, los planes eran comenzar el rodaje de la secuela en otoño de 2023, pero no ocurrió. En diciembre, Variety afirmó que la producción dará el pistoletazo de salida en marzo de este año. No obstante, queda por confirmar si Skarsgård y Cage participarán finalmente en el proyecto porque, al retrasar su rodaje, puede que hayan tenido que abandonarlo por conflicto de agendas.
EL MERCADO DE ARMAS: ES MÁS BARATO COMPRARLAS QUE CONSTRUIRLAS
Otro aspecto que despierta curiosidad sobre la secuela es qué ocurrirá con las armas. En la primera entrega, como te hemos adelantado al inicio de esta noticia, se usaron 3.000 armas reales. "De alguna forma, mi película es sobre cómo convertirse en un señor de la guerra. Durante su creación, necesité armas en la República Checa y era más barato usar armas reales que réplicas", contó Niccol en New York Daily en 2019.
Como añadió:
Compré 3.000 Kalashnikovs y después los vendí a pérdidas. No sería un señor de la guerra muy bueno
Niccol no quería volver a vender esas armas, pero el presupuesto de la película era tan pequeño que no podía destruirlas. Solo pudo hacerlo con unas pocas. “En Suráfrica, cortamos algunas armas por la mitad para evitar que volvieran a entrar en circulación. El hecho de que fuese tan fácil comprar armas era inquietante. También conseguimos algunos tanques y el tío nos dijo. ‘Los necesito de vuelta en diciembre porque los voy a vender a Libia", concluyó.
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