George Lucas, Steven Spielberg, Willard Huyck y Gloria Katz no tenían muy claro qué camino tomar en el guion de Indiana Jones y el Templo Maldito. Sus conversaciones duraban durante horas: ¿Y si Indy se monta en moto por la Muralla China? ¿Y si le metemos en un castillo encantado de Escocia? ¿O tal vez en la caza de un tigre? Había tantos conceptos que Lucas confió en Huyck y Katz, pasándoles 500 páginas con todas sus conversaciones transcritas: en menos de seis semanas, ya habían escrito la primera versión del guion. Y qué guion.
Indiana Jones y el señor que sale por detrás
Originalmente, y hasta la última versión del guion, la segunda parte de las aventuras de Indy se llamaba El Templo de la Muerte. Por suerte, le bajaron un poco el tono (quitando, básicamente, zombies y peleas de perros, entre otras cosas) y pudieron quedarse con "el templo maldito" que ahora conocemos. Harrison Ford ganó musculatura, se juntó con el ahora oscarizado Ke Huy Quan (aunque originalmente era su hermano el que iba a hacer de Tapón) y aseguró su papel como uno de los actores más carismáticos del mundo.
Y eso que hay una escena en la que, francamente, el equipo debería sentirse un poco abochornado. Alrededor de la hora y 20 de película, cuando Willie escupe en la cara de Indy y Tapón se pone a correr por la mina, podemos ver algo azul que no pertenece a ese plano a la derecha de la pantalla: dos miembros del equipo vistiendo uno camiseta azul y gorra y otro camisa a rayas azules y blancas con pantalones blancos. Ups.
Eso no impidió que se convirtiera en la película más exitosa de 1984. Eso sí, obligó a crear un nuevo sistema de calificación por edades en Estados Unidos: en lugar de los clásicos G, PG, R y X, ante la violencia de sus escenas (y de las de Gremlins, que salió dos semanas después) la MPAA salió con los ahora conocidos PG-7 y PG-13 que han sobrevivido hasta nuestros días. Pura historia del cine.