Se estrenó hace 10 años, pero Piratas del Caribe: en el fin del mundo sigue siendo una de las películas más caras jamás realizadas. La cinta de aventuras del capitán Jack Sparrow impresionó por el despliegue de medios, pero también por haberlos sabido utilizar en una producción espectacular. Si buscas un buen entretenimiento con grandes efectos especiales, ésta es nuestra recomendación.
El filme ya llegó precedido por los excelentes resultados de las anteriores entregas de la saga de piratas y también por un reparto brillante que, por si solo, llamaba la atención del público. Por eso no tuvo nada difícil eso de escalar puestos en taquilla. Si te apetece verla, está en Disney+.
Hacía ya tiempo que el estudio venía planeando esta película. En 2004 se concibieron dos secuelas de La maldición de la Perla Negra. Los guionistas Ted Elliott y Terry Rossio se pusieron manos a la obra para desarrollar un arco argumental lo suficientemente complejo y rico como para mantener la atención de los espectadores en la saga. De ahí salieron El cofre del hombre muerto y ésta de la que hablamos, la última que rodó el director Gore Verbinski.
Una producción con problemas
Su presupuesto de 300 millones de dólares fue el más caro de la historia en su momento, pero se estrenó en 2007 y las cosas han cambiado mucho desde entonces. De hecho, hay otras 9 películas más caras que ésta de piratas y otras dos que empatan con ella. Es más, Piratas del caribe: en mareas misteriosas es otro título de la franquicia que sobrepasó el presupuesto y se colocó cerca de los 400 millones.
Se había planeado rodarla junto a la segunda entrega para ahorrar costes, pero la espectacularidad de las imágenes requirió de una mayor inversión. La película planteó numerosos desafíos a la hora de crear los efectos de agua. Rodaron en el Salar de Bonneville durante 70 días y también en un hangar en Palmdale, California, donde prepararon un set cubierto de agua que requirió muchas atenciones. Para asegurarse de que no proliferaran las bacterias y nadie se infectara, mantuvieron el set a temperaturas bajo cero y todo el reparto utilizó trajes de neopreno debajo de sus trajes.
Adicionalmente, una unidad se trasladó a las Cataratas del Niágara para rodar más escenas e Industrial Light & Magic, los maestros de los efectos visuales, realizaron 750 tomas de efectos. Fueron necesarios 5 meses completos solo para poder terminar la parte de postproducción. Un trabajo excepcional que queda especialmente bien en las batallas navales de la cinta o en el espectacular remolino en el mar del final del filme.
Afortunadamente -y en parte gracias a este esfuerzo- no tuvo problemas para ser rentable. La tercera entrega de Piratas del Caribe alcanzó 963 millones de dólares en taquilla, convirtiéndose en la más taquillera de 2007. A pesar de recaudar menos que su predecesora -El cofre del hombre muerto sobrepasó los 1.000 millones-, demostró que la saga seguía fuerte y que el público tenía ganas de verla.