Aunque os sorprenda, no vamos a empezar hablando de cine, sino de arte. Más concretamente, de Thomas Gainsborough, un pintor inglés que vivió entre 1727 y 1788 y que, entre sus obras maestras, realizó un cuadro titulado The Blue Boy. Durante mucho tiempo se creyó que el chico de la foto se trataba de Jonathan Buttall, el hijo de un burgués, porque fue él quien lo compró de primeras. Sin embargo, en 2013 se abrió otra posibilidad: que fuera el sobrino del propio autor. En todo caso, este cuadro rococó ha tenido más importancia en la historia del cine de la que cualquiera de vosotros creéis.
El chico azul desencadenado
No solo ha aparecido de fondo en series como Muppet Babies, Los magos de Waverly Place o Pee-wee's Playhouse y películas como Cazafantasmas 2, Agárralo como puedas o incluso la infravaloradísima La cenicienta III. Además, Quentin Tarantino lo utilizó como estudio para el vestuario del mismísimo Django en Django Desencadenado. Y sí, si juegas a videojuegos, este es uno de los cuadros que puedes ir ganando para el museo de Animal Crossing.
Sin embargo, este cuadro también sirve para hacer un meta-guiño entre los dos extremos de la misma franquicia. En 1989, Tim Burton lo utilizó en Batman como uno de los cuadros colgados del museo de Gotham mientras Joker pasa por delante. Y treinta años después, Joker, precisamente, mostraba una versión del cuadro más pequeña colgado de la pared del villano (¿villano?). Dos sagas, un villano, un cuadro. Maravillosa unión.
Todd Phillips midió su película -con ecos de El rey de la comedia y un buen puñado de otras cintas- de manera milimétrica y sin temer hacer cosas nuevas. Tanto, que cuando se le ocurrió Joker 2, no podía ser otra cosa que un musical (por mucho que ahora en la publicidad vayan a intentar negarlo). Un añadido ideal, como una pincelada perfecta en el cuadro más bonito del mundo.