Cuando a Benito Pocino se le presentó la oportunidad de encarnar a Mortadelo, el mítico personaje del dibujante Francisco Ibáñez, en la película de acción dirigida por Javier Fesser La gran aventura de Mortadelo y Filemón, sintió que había tenido mucha suerte. Así lo aseguró el actor en una entrevista concedida a El País coincidiendo con el estreno de la cinta en el año 2003 en la que confesó también que, a pesar de su espectacular parecido natural con el famoso personaje, nunca había pensado que acabaría dándole vida.
Según contaba Pocino, un trabajador de Correos que había encadenado diversos trabajos temporales y que compaginaba su profesión con pequeños pinitos como actor pero siempre en papeles secundarios, sus amigos siempre le habían apodado "Mortadelo". Sin embargo, cuando una conocida suya le comentó sobre el casting, aunque se planteó presentarse, finalmente no lo hizo. Fue el propio equipo de la película dirigida por Fesser quienes le llamaron a él tras haber comprobado el increíble parecido.
Para Pocino, obtener su primer papel protagonista en una película había sido un golpe de suerte, pero la realidad es que fue La gran aventura de Mortadelo y Filemón la que tuvo la suerte de haberle encontrado. La espectacular semejanza del intérprete amateur con el personaje de Ibáñez, uno de las series de historietas españolas más míticas y con las que han crecido varias generaciones, no pasó desapercibida para el público y se convirtió en uno de los principales reclamos de la película.
Además, también llamaba la atención el hecho de que Pocino no fuese un actor con una trayectoria profesional destacada, como sí lo era su coprotagonista Pepe Viyuela, el encargado de interpretar a Filemón. Entonces se dijo que era un funcionario de Correos, que trabajaba en ventanilla -aunque algunos decían que era cartero- y que nunca había querido dejar su estabilidad en la famosa empresa de mensajería para dedicarse a la interpretación. Sin embargo, luego se supo, puesto que el actor fue parte de una una demanda colectiva a la empresa, que había acumulado decenas de contratos temporales en los que prácticamente había hecho de todo.
Su trabajo en La gran aventura de Mortadelo y Filemón le abrió algunas puertas en la que en realidad era su gran pasión, pero que, hasta aquel momento solo le había permitido llevar a cabo pequeñísimos papeles y muy secundarios en títulos como Makinavaja y su secuela o Historias de la puta mili.
Ya durante la promoción de la película de Javier Fesser, Pocino expresaba poder seguir creciendo en su faceta interpretativa ahora que le estaban surgiendo nuevas oportunidades pero mantuvo su trabajo. Por aquel entonces contrató un representante con el que luego tuvo algunos problemas, fue contratado para algunas campañas publicitarias y también para dos películas: La máquina de bailar (2006) y Déjate caer (2007). Y poco más.
Tampoco le salvó de la mala racha Mortadelo y Filemón. Misión: salvar la Tierra, la segunda película de Mortadelo y Filemón estrenada en el año 2008. En ella, Pocino, que había sido la gran estrella de la primera cinta y parte importante del secreto de su éxito, fue la primera opción para retomar su papel de Mortadelo, pero el papel fue finalmente a parar a manos de otro actor: Edu Soto.
¿La razón? Según se rumoreó en su día y se ha mantenido desde entonces, que Benito Pocino pidió una cantidad de dinero mayor a la que se le ofrecía y que la productora rechazó su oferta. "Si no estoy en la segunda entrega de la saga es por culpa del director y de la productora", dijo en declaraciones a El Mundo. "En vista del exitazo que había tenido la primera parte y a sabiendas de que había sido en gran parte gracias a mi personaje, exigí una cantidad de dinero que consideré realista y honesta, pero me dijeron que no estaban dispuestos a pagarme y que encontrarían a un actor que me sustituyera".
Según explicó Pocino al conocido periódico, él mismo les dejó plantados: "Ellos se lo pierden. Varios compañeros de trabajo y otras personas que me saludan por ahí me han dicho que no piensan ir a ver la segunda parte porque no salgo yo". Fuera o no fuera por eso la razón, la segunda película tuvo una recaudación mucho menor que la primera película y las críticas fueron mucho peores.
El siguiente, y último, trabajo de Pocino no llegaría hasta ocho años después y, curiosamente, de nuevo de la mano de Mortadelo: El sulfato anatómico, un mediometraje erótico y de bajo presupuesto basado en una famosa historieta de Ibañez que protagonizó junto a El Dioni y Amarna Miller.