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    Esta infravalorada película de ciencia ficción fue un fracaso, pero sin ella no existiría 'Matrix'
    Sara Heredia
    Sara Heredia
    -Redactora jefe SensaCine
    Cargada con una mente abierta y mucha curiosidad, explora cualquier documental, película, serie y miniserie que empiece a hacer ruido.

    En 1998 vio la luz una cinta difícil de catalogar entre el 'sci-fi' y el cine 'noir' con el guionista de 'El caballero oscuro'

    Si Dark City se hubiese estrenado un año después, posiblemente nadie estaría hablando de Matrix. La película de Alex Proyas es una apuesta arriesgada que no pudo conectar bien con la audiencia, pero dejó una huella imborrable en el cine de las Wachowski. Fue un fracaso en taquilla y, no sabemos si servirá de consuelo para su director o no, pero a Dark City le debemos la saga de Neo y Trinity.

    Dark City
    Dark City
    Fecha de estreno 22 de mayo de 1998 | 1h 35min
    Dirigida por Alex Proyas
    Con William Hurt, Richard O'Brien, Jennifer Connelly
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    3,5
    Sensacine
    3,5

    Dark City se centra en John Murdoch, un hombre que despierta en la bañera de un hotel sin recordar nada de su pasado. Recibe la llamada de alguien que le aconseja huir lo más rápido posible: un grupo de hombres van tras él. Y tiene razones para hacerlo. A su lado, Murdoch ve el cadáver de una mujer asesinada, posible víctima de un ritual. El hombre escapa justo a tiempo para dejar atrás a unos extraños seres pálidos y vestidos con gabardinas, los Ocultos.

    La policía cree que Murdoch es el culpable de la muerte de varias mujeres prostitutas, pero él no recuerda haberlas matado. El protagonista tiene dos amenazas: las autoridades y los Ocultos que quieren darle caza. Las cosas se ponen aún más interesantes cuando descubre que tiene la capacidad de alterar la realidad a su propia voluntad.

    New Line Cinema

    'Dark City', adelantada a su tiempo

    Como decimos, el director es Alex Proyas, el mismo de El cuervo (1994). Dark City fue su segunda película, en 1998, pero la popularidad de su anterior título no fue suficiente para llenar las salas de cine. La recaudación de la cinta consiguió cubrir el presupuesto a duras penas. En taquilla tenía como contrincante a la todopoderosa Titanic de James Cameron -que llevaba más de dos meses liderando el primer puesto-, lo que seguramente fue en su contra, pero Dark City tenía un oponente aún mayor: la mentalidad de la audiencia.

    A pesar de que generó críticas muy positivas, no enganchó muy bien con el público de la época. Para gran parte de la prensa especializada, Dark City era una película visionaria y arriesgada. Demasiado atrevida. Y lo pagó en taquilla. Con los años, el filme se ha convertido en una obra de culto y muchos defienden su valor. El impacto del trabajo de Proyas es innegable y queda muy bien demostrado en una producción que se estrenó tan solo un año después y que seguramente te suene: Matrix.

    Proyas, quien se basó en las teorías sobre el sueño de Freud para dar forma a este relato, construye un universo fascinante en el que los protagonistas no conocen la realidad del sitio en el que viven y, cuando por fin la descubren, es demasiado tarde para salir de ahí. Esta es la primera de las muchas similitudes entre Dark City y Matrix. De hecho, Matrix utilizó decorados de Dark City. Las comparaciones, por tanto, son lógicas.

    "Creo más que nunca que Dark City es una de las grandes películas modernas. Precedió a Matrix por un año (ambas películas usaron algunos de los mismos escenarios en Australia), y con un presupuesto menor, con efectos especiales que deben tanto a la imaginación como a la tecnología, hizo lo que Matrix quería hacer, antes y con más sentimiento", aseguró el reputado crítico Rogert Ebert.

    Las dos cintas comparten muchos elementos de la trama, pero tienen una gran diferencia. Proyas prefirió mantener una visión más compleja -la productora estaba preocupada de que los espectadores no entendieran la película y pidió a Proyas que agregara una voz en off explicativa en la introducción-, mientras que las Wachowski afinaron mejor para llegar a las audiencias más jóvenes -las que les seguirían durante tres secuelas más-. Es el mejor ejemplo de que no solo basta con tener una buena historia, también tienes que saber venderla.

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