Este año se cumplen tres décadas de dos de las películas que convirtieron a Brad Pitt en una superestrella. El actor venía de haberse hecho notar en la aplaudida película de Ridley Scott Thelma & Louise y de haber comenzado a obtener sus primeros papeles protagonistas en Johnny Suede, El río de la vida de Robert Redford o Kalifornia, pero, definitivamente, 1994 fue clave en su carrera: ese año Brad Pitt encarnó al desgraciado vampiro Louis en Entrevista con el vampiro y también levantó pasiones con su trabajo como Tristán en el western romántico Leyendas de pasión.
Con el paso del tiempo hemos podido saber que, a pesar de haber sido clave en la consolidación de su figura como superestrella de Hollywood y uno de los actores más prometedores de su generación, ninguna de ellas le hizo demasiado feliz. De hecho, Pitt intentó abandonar ambas producciones, aunque finalmente tuviera que mantenerse fiel a sus compromisos profesionales.
Según contó el propio Pitt, en el caso de Entrevista con el vampiro, rodar tanto tiempo en la oscuridad le llevó a sentirse tan mal que hasta llegó a preguntar cuánto le costaría marcharse: "Un día me rompió. Era como, la vida es demasiado corta para esta calidad de vida", explicó. Afortunadamente, no estuvo dispuesto a pagar los 40 millones que hubiera supuesto romper el contrato y pudimos verle como vampiro.
Respecto a Leyendas de pasión, recientemente el director de la película Edward Zwick reveló que a Pitt no le había gustado hada hacerla y que ambos habían protagonizado altercados constantes.
"No sé quién tiró la primera silla": Es una de las películas más importantes de la carrera de Brad Pitt, pero fue una pelea continuaLeyendas de pasión, que fue un auténtico éxito a nivel de taquilla aunque con críticas dispares, no estaba disponible en 'streaming', pero ahora acaba de llegar al catálogo de Netflix y me ha desbloqueado un recuerdo de la infancia.
La película de las primeras etapas como actor de Brad Pitt que más me ha gustado toda la vida siempre ha sido Seven de David Fincher, que también es una de las mejores de su carrera, pero la que sin duda he visto más veces no tengo ninguna duda de que ha sido Leyendas de pasión. La profesora de inglés de la academia a la que asistía por aquel entonces, que se llamaba Helen, estaba encantada con Brad Pitt en general y con la película en particular, así que, cuando nos tocaba sesión de cine en versión original, una de las elecciones habituales era Leyendas de pasión. Al final no sé cuántas veces la habré visto en mi vida, pero lo que está claro es que Leyendas de pasión siempre me hará pensar en Helen.
Protagonizada además de Pitt por Anthony Hopkins, Aidan Quinn, Henry Thomas y Julia Ormond, Leyendas de pasión nos lleva hasta un rancho de Montana de principios de siglo XX para presentarnos a los Ludlow, una familia cuyo padre, el coronel William Ludlow (Hopkins) y ex miembro del ejército tiene que hacerse cargo de sus hijos tras el abandono de su mujer: Alfred (Quinn), sensato, responsable y obediente; Tristan (Pitt), amante de la aventura y rebelde; y Samuel (Thomas), el más pequeño de los tres y el más idealista. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial la vida de todos cambia por completo y los inseparables hermanos se alejan a partir de la entrada en sus vidas de Susannah (Ormond), la novia de Samuel, de la que Alfred y Tristan se enamoran perdidamente.