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    Una IA imagina 'El castillo ambulante' en carne y hueso: nos ha dejado con la boca abierta
    Randy Meeks
    Randy Meeks
    -Redactor de cine y series
    Juntaletras acomodado, redactor con gato eterno en las piernas, tuitero irredento, millennial orgulloso a su pesar. Respira cine, cree que no hay película mejor que 'El crepúsculo de los dioses' pero en su colección de Blu-Ray no falta 'Super Mario Bros'. La de los 90.

    ¡Justo lo que más le gusta a Hayao Miyazaki, que las máquinas hagan su trabajo!

    En el año 2003, Hayao Miyazaki, que acababa de recibir su primer Óscar por El viaje de Chihiro, no soportaba a los Estados Unidos. Más concretamente, la absurda guerra de Irak de inicios de siglo por la que solo sentía la más absoluta de las repulsas. Movido por esta rabia decidió adaptar a su manera una novela de 1986 de la escritora británica Diana Wynne Jones: El castillo ambulante de Howl. El director creía que en Estados Unidos nadie la apreciaría por su enfrentamiento absoluto con sus ideas políticas, pero acabó siendo nominada a los Óscar una vez más.

    El castillo ambulante
    El castillo ambulante
    Fecha de estreno 3 de marzo de 2006 | 1h 59min
    Dirigida por Hayao Miyazaki
    Con Chieko Baishô, Takuya Kimura, Akihiro Miwa
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    4,3
    Sensacine
    4,0

    Howl, que noche

    Curiosamente, El castillo ambulante no iba a estar dirigida por Miyazaki, sino por otro genio de la animación japonesa, Mamoru Hosoda, que aportó sus propias ideas y diseños. El Studio Ghibli no las aceptó, porque querían, básicamente, que fuera una especie de "nuevo Miyazaki". Al final tuvo que ser él mismo el que se hiciera cargo y consiguió completarla en un año. Como siempre, fue una película dibujada a mano en su mayoría: todos los fondos y los dibujos de los personajes en los 1400 storyboards fueron así, mientras que la digitalización impidió que hubiera inconsistencias entre fotogramas. Sin embargo, en lugar de dejar los que rellenaba la máquina per se, el estudio retocó cada uno de los nuevos planos para recrear el sentimiento de la imagen pintada a mano.

    Así que podéis imaginar la gracia que le haría a Miyazaki encontrarse con que hay gente en Internet que ha utilizado su película para darle de comer a la inteligencia artificial y mostrar cómo sería un posible remake en imagen real. Es exactamente lo contrario de lo que pretendía el director y deja una sensación de terrorífica irrealidad, pero es posible que haya quien precisamente está buscando esto hoy en día, ¿no? Es lo que hay.

    Hayao Miyazaki, que se niega a retirarse, ya debería estar preparándose el discurso para el Óscar, porque tiene muchos números de llevárselo este domingo por la fabulosa El chico y la garza. Con suerte, esta vez, la IA no intenta apropiársela dentro de unos años.

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