Protagonizada por Marlon Brando, Val Kilmer y David Thewlis y adaptación de una famosa obra de H.G. Wells, la película ciencia ficción y terror La isla del Dr. Moreau tenía papeletas para ser un éxito, pero finalmente fue un fracaso a nivel económico como de crítica y, además, su producción fue una auténtica pesadilla. Tanto que es considerada como una de las producciones más problemáticas de la historia de Hollywood e incluso llegó a ser objeto de un documental 18 años más tarde, en el que se revelaron algunas de las cuestiones que pasaron entre bambalinas.
Aunque en 1977 ya se había producido una adaptación de la novela de Wells, la película de 1996 fue un proyecto personal del director Richard Stanley, amante de la novela desde niño. Tras pasar cuatro años desarrollando el proyecto, Stanley recibió la confianza de la productora New Line Cinema, que fue la que propuso a Brando como el candidato perfecto para el papel principal del Doctor Moreau, un misterioso genetista que reside en una isla remota y que posee un enorme ejército de criatura como resultado de sus experimentos con animales.
Según se ha contado durante años, los problemas con La isla del Dr. Moreau comenzaron ya en la etapa anterior al rodaje: New Line Cinema llegó a ofrecerle el proyecto a otro director y Staley tuvo que pedir a ayuda a Brando para mantener el puesto; mientras que Bruce Willis, quien había sido elegido como coprotagonista para dar vida al negociador de la ONU Edward Douglas que llega a la isla tras un accidente de avión, abandonó el proyecto justo antes de empezar a rodar y tuvo que ser sustituido, lo que provocó cambios que afectaron a personas que no habían tenido culpa alguna. Para sustituir a Willis la producción fichó a Val Kilmer, pero Val Kilmer no quería estar tanto tiempo rodando, así que le cambiaron de personaje y despidieron a James Wood, mientras que David Thewlis se hizo con el papel de Edward. Otro gran problema que tuvo lugar antes de empezar a rodar fue fruto de un trágico suceso: la hija de Marlon Brando, Cheyenne, se suicidó y el actor se recluyó durante un tiempo en su isla privada dejando su compromiso en el aire.
En este escenario, que el comienzo del rodaje comenzase fue casi un milagro, pero, a los tres días de comenzar, Stanley fue despedido y sustituido por John Frankenheimer. El problema principal fue que no existía sintonía entre el director y la productora y que las tensiones previas no habían ayudado a que la relación mejorase. Al mismo tiempo, se ha reportado que Kilmer tuvo una actitud muy desagradable y mal comportamiento, situación de la que Stanley fue considerado responsable. Así, New Line Cinema despidió a Stanley, que sigue figurando como guionista de la película, por fax y el cineasta se ofendió tanto que se negó a marcharse sin más. Lo ocurrido fue tan tenso y surrealista que no es de extrañar que haya un documental al respecto, Lost Soul: El viaje maldito de Richard Stanley a la isla del Doctor Moreau, pero el propio Richard Stanley lo contó con pelos y señales en una entrevista con Vice en 2015.
La gente no estaba preparada para ver babuinos con ametralladoras
"La gente no estaba preparada para ver babuinos con ametralladoras", recordaba el director. "La mayor queja de la producción fue que yo pasaba demasiado tiempo con los animales. Hoy en día, los efectos especiales son la parte más importante de la película y la gente va a ver películas como El amanecer del planeta de los simios para ver a las criaturas, no a los actores que las apoyan". Y añadió: "Me despidieron y contrataron a Frankenheimer porque tenía fama de tratar con actores difíciles y pensaban que podía enfrentarse a Marlon Brando y Val Kilmer. Lo primero que hizo fue alejarse de las criaturas y delegar la dirección en Peter Elliott, que era de profesión conductista de primates. Como también estuvo en la película, dirigió la mayor parte desde detrás del hocico de un simio. A partir de ahí la película empezó a desviarse".
Sobre su negativa a coger el vuelo que la productora le puso para volver a Hollywood con la condición de mantenerse al margen para recibir sus honorarios al completo, Stanley reconoció que se buscó la forma de seguir manteniéndose cerca por una cuestión de morbo:
Al principio encontré un lugar para quedarme en la selva tropical. Tenía cuidado de acercarme a la película porque me dijeron muy enfáticamente que si me sorprendían hablando con cualquiera de los miembros del elenco o acercándome a 40 kilómetros del set, perdería cualquier derecho financiero sobre mis honorarios. Como nunca levanté la voz ni di un puñetazo ni me pasé de la raya en la producción me tuvieron que pagar
Luego fue un paso más allá y comenzó a entrar en el set disfrazado como una criatura: "Una vez que estás maquillado te vuelves invisible. Trataban a las personas bestia como si fueran animales. Por eso sabía que si me hacía pasar por perro, nadie se fijaría en mí. Lo hice por curiosidad morbosa, la verdad. Los extras me dijeron que si entraba al set y veía lo que estaba pasando me sentiría mucho mejor. Lo cual era cierto. Antes de eso estaba de mal humor en la selva tropical".
Stanley recordaba además que Brando siempre fue amable con él, mientras que Kilmer llegaría a disculparse por su comportamiento: "Val se disculpó conmigo en la fiesta de despedida. Me abrazó, me besó y me dijo cuánto lo sentía. Aunque no fue del todo culpa suya, le dije que ya era demasiado tarde".
Con toda esta historia, lo imposible fue posible y la película fue estrenada en 1996. Pero el resultado fue un batacazo en taquilla con pérdidas millonarias y una acogida terrible por público y crítica.