Puede que en estos tiempos nos quejemos de que hay muchas series de anime llevadas a la acción real que no acaban bien. Cowboy Bebop fue terroríficamente mala, Death Note no tenía mucho sentido y los fans ya están temblando con la futura Naruto. Pero, en 2009, hubo una adaptación a imagen real que destruyó para siempre el potencial de Dragon Ball con actores: Dragonball Evolution forma parte de la infamia cinematográfica, y es la mejor razón para, por mucho que digan los rumores, no volver a intentarlo jamás.
A buscar con ahínco la IA
Nunca sabremos qué pasó exactamente en este rodaje para que todo se fuera por el barranco, sobre todo teniendo en cuenta el bajón: en 1995, la persona que quería hacer Dragon Ball con todas sus fuerzas no era otro que Jackie Chan, que incluso llegó a reunirse con Akira Toriyama, la única persona que, según el mangaka, podría haber sido Goku si aún fuera joven.
El que no está en ninguna quiniela para ser Son Goku es Keanu Reeves, pero eso no ha impedido que MidJourney imagine cómo sería una posible lucha entre él disfrazado de Goku y Freezer, si es que os apetece echar un vistazo al lado más extraño de la vida. Otra posibilidad es que lo imaginéis, porque el cerebro humano siempre va a ser muchísimo más artístico que una máquina. Pero bueno, si no os apetece hacer el proceso, pues he aquí.
En realidad, el problema de Dragonball Evolution no fue de los actores ni del director, sino de unos productores que no aceptaron ninguna de las ideas que Toriyama dio cuando leyó el guion sorprendido por no haber entendido nada de su mundo. "Y, justo como pensaba, el resultado fue una película que no puedo llamar Dragon Ball". Vamos a dejar que descanse en paz antes de atentar contra su legado, ¿vale?