En 2007, la franquicia Harry Potter ya tiraba por sí sola. Las novelas iban saliendo tal y como se esperaba, los actores crecían (pero no demasiado) y hasta encontraron un director residente en David Yates. Yates se estrenó en Harry Potter y la orden del fénix y estaría en la saga hasta el final (incluyendo el spin-off, Animales fantásticos... aunque lo cierto es que solo se lo ofrecieron después de que lo rechazaran nombres como Guillermo del Toro, Matthew Vaughn, Mira Nair o Jean-Pierre Jeunet. Un premio de consolación que le hizo millonario.
Un homenaje lupino
Nunca se vivió más Pottermanía que durante el estreno de la quinta parte. Y es que solo diez días después de su estreno se lanzó el último tomo de la serie, que muchos compraron en aperturas nocturnas de las bibliotecas y se leyeron en tan solo un día. De hecho, en esta película tuvieron el apoyo de JK Rowling, que les dio spoilers sobre la trama cuando el guionista decidió recortar a Dobby y Kreacher. "Sabéis, no le cortaría si fuera vosotros. Podéis, pero si queréis llegar a hacer una séptima película, tendríais problemas".
Hicieron ocho, de hecho. Y en esta quinta, precisamente, es donde Harry hace uno de los homenajes más bonitos y sutiles de la saga: en las reuniones del Ejército de Dumbledore, Harry lleva cardigans parecidos a los del profesor Remus Lupin, con botones hasta el final. La idea fue del propio Daniel Radcliffe, que creyó que Harry querría emular a su profesor favorito de Defensa contra las Artes Oscuras.
Sorprendentemente, y a pesar de que todas las pistas apuntaban a ello, al final de la saga Harry no se dedica a enseñar Defensa contra las Artes Oscuras, sino que se vuelve un auror (de hecho, el Director de la Oficina de Aurores). Viendo su admiración por Lupin... ¿Es tarde para cambiar de carrera?