La última película de la fábrica de terror Blumhouse, propiedad del productor Jason Blum, llega a los cines este fin de semana con una campaña de marketing diseñada para convencer al público de que el malvado osito de peluche que aparece en el filme es una suerte de M3GAN (uno de sus grandes éxitos de 2022). Pero mientras que ambas películas presentan juguetes infantiles de lo más diabólico, Imaginary (2024) es tan rutinaria y olvidable como M3GAN era un divertido y sangriento producto consciente de sí mismo. Esta nueva producción, no es otra cosa que la demostración de que la productora que nos dio en el pasado títulos como Insidious (2011) o Déjame salir (2017), sigue sin levantar cabeza y sigue en la línea de lanzamientos tan anodinos como La piscina (2024) o Sangrientos dieciséis (2023).
Imaginary llega de la mano del director Jeff Wadlow, que escribió el guion junto a Greg Erb y Jason Oremland. El realizador es un veterano de Blumhouse a estas alturas, pero ninguna de las películas que ha hecho para la compañía (como Verdad o reto de 2018, y el lamentable ‘reboot’ de Fantasy Island de 2020) ha tenido especial éxito. Aunque en Imaginary mejora su registro y, de hecho hay que alabar el cuidado diseño de producción de su último tramo, es un largometraje que roza mediocridad y sólo cumple para el público no demasiado exigente. Hay ideas interesantes en esta historia de un amigo imaginario con mente propia y una latente vena sádica, pero se contenta con avanzar como el esbozo de un guion y tomar pistas de otras películas de Blumhouse en lugar de pensar en ideas originales por sí misma.
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¿Pero de qué trata la película? En Imaginary, Jessica (con los rasgos de una más que correcta DeWanda Wise) se muda a la casa de su infancia con su marido, Max (Tom Payne), y sus hijastras: la adolescenteTaylor (Taegen Burns) y la más joven Alice. La mujer abandonó el que era su hogar cuando tenía 5 años después de que su madre muriera de cáncer y algún incidente desconocido dejara a su padre tocado. En esta tesitura, la pequeña Alice encuentra un oso de peluche en el sótano al que llama Chauncey, y lo que parece sólo un amigo imaginario empieza a volverse más inquietante. Alice empieza a hablar con Chauncey y parece que le responde. Cuando Chauncey organiza una extraña búsqueda del tesoro para que Alice juegue con él, queda claro que podría haber algo más en este juguete. El vínculo que se crea entre la niña y su amigo de felpa podría ser también la clave para comprender la traumática infancia que Jessica no recuerda.
Una de las franquicias de terror más importantes de las últimas décadas tendrá una serie a modo de “reset creativo”El problema del filme empieza con el núcleo de personajes: que se asemeja a innumerables dinámicas familiares de cientos de películas de terror. DeWanda Wise es una escritora de libros infantiles y artista cuya principal creación es Simon la Araña: un monstruo de dibujos animados inspirado en unas pesadillas recurrentes en las que es perseguida en su casa de la infancia por un demonio arácnido. A pesar de esos malos presagios y de otros traumas relacionados con la casa de sus sueños -se trasladó allí a vivir con su abuela tras la muerte de su madre, y se mudó rápidamente cuando tenía cinco años después de que su padre perdiera el juicio-, está deseando volver a vivir allí con su marido Max.
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Otro de sus grandes ‘handicaps’ es la escritura de un guión terrible. Perpetrado por el Wadlow, así como por Greg Erb y Jason Oremland (guionistas Monster High: La película y Playmobil: La Película), la historia de Imaginary está repleta de clichés, escenas que no sirven para nada y segmentos que ponen a prueba la paciencia del público. Con ideas descabelladas como la inclusión de Gloria (Betty Buckley): una vecina que solía cuidar de Jessica y que resulta que sabe demasiado sobre los amigos imaginarios. Gloria no es sólo una experta, ha escrito literalmente un libro sobre los amigos imaginarios de los niños. Es un personaje que se sacan de la manga para intentar dar sentido a la historia, sin éxito.
Sin embargo, después de desperdiciar la mayor parte de su metraje en el tedio, Imaginary mejora mucho en su segunda mitad, gracias a un divertido giro tonto y a un tercer acto que apuesta con más confianza por la diversión en lugar del terror (con algún que otro momento gore) .La trama cambia hacia lo que puede describirse como una versión para adultos de Los mundos de Coraline, haciendo gala de un diseño de producción de la que Tim Burton estaría orgulloso. En sus últimos minutos, el filme intenta, sin demasiado entusiasmo, abordar los peligros de que se cumplan los deseos y cómo las cosas que imaginamos reflejan nuestros deseos y miedos.
