Han pasado diez años desde que se estrenó en cines una de las mejores películas de Christopher Nolan, Interstellar, pero el trabajo detrás de las cámaras del recién y flamante ganador del Oscar por la brillante Oppenheimer sigue siendo objeto de grandes y merecidos elogios, puesto que probablemente sea uno de los títulos en los que ha quedado más clara su obsesión por conseguir que todo sea perfecto.
Con Interstellar Christopher Nolan consiguió llevar a pantalla una épica historia de ciencia ficción, pero, al mismo tiempo, repleta de precisión científica. Para ello, la colaboración en el proyecto del premio Nobel Kip Thorne tuvo un valor inconmensurable, puesto que le ayudó a no cruzar ninguna línea roja a la hora de explorar esas probabilidades y 'peros' que no forman parte de la teoría pero que no pueden descartarse porque no existe modo alguno de afirmar que no podría darse en la realidad.
No fue negociable: el único punto que Nolan tuvo que cambiar en 'Interstellar' tras la insistencia de un Premio NobelY, al mismo tiempo que Nolan conseguía todo aquello, su película, cuyo guion coescribió junto a su hermano Jonathan Nolan, está cargado emocionalidad. Una escena en particular sigue siendo memorable: el momento en el que Cooper (Matthew McConaughey) se da cuenta de que se ha perdido más de 23 años de la vida de sus hijos en apenas tres horas.
A modo recordatorio de la película, en Interstellar el ex piloto de la NASA tiene la misión de viajar a través de un agujero de gusano con el objetivo de encontrar un potencial nuevo hábitat para la humanidad ante la inminencia de una catástrofe global. Sin embargo, cuando finalmente viaja a través del tiempo y el espacio, envejece exponencialmente más lento que sus hijos Tom (primero interpretado por Timothée Chalamet y luego por Casey Affleck) y Murph (Maczenzie Foy y Jessica Chastain en sus distintas etapas), quienes permanecieron en el planeta Tierra. Así, Cooper se perdió toda la transición a la edad adulta de sus hijos en lo que para él fue sólo un corto período de tiempo. En la secuencia a la que nos referimos, Cooper, llorando, mira un vídeo en el que Tom le cuenta lo que pasó mientras tanto.
Una secuencia tan emotiva como importante para la que Christopher Nolan rompió varias de sus propias reglas, tal y como reveló en una entrevista con The Atlantic: "La maravillosa verdad es que estaba en el guion de mi hermano y fue una de las cosas que me hizo querer hacer la película. Como padre, me pareció un momento narrativo muy poderoso. Siempre fue la Estrella Polar de la película: esta hermosa secuencia, y algunas de las palabras reales del guion, los detalles de lo que se decía en los mensajes, nunca cambiaron".
Primero filmamos la reacción de McConaughey, en primer plano. Nunca haces eso en una escena. Empiezas con un plano amplio y luego calientas. Pero no había visto los mensajes en vídeo, los habíamos filmado todos con anticipación, para que todo estuviera ahí en el momento, y quería darnos su primera reacción
"Lo filmamos dos veces en primer plano y creo que usé el segundo, porque el primero era demasiado crudo. Luego filmamos los monitores y las tomas más amplias, y lo ensamblamos", explicó profundizando sobre la estructura de la escena.
La música de Hans Zimmer también jugó un papel importante: "La última pieza del rompecabezas fue una hermosa pieza musical de Hans Zimmer que realmente no había encontrado un lugar en la película. [...] Mi editor, Lee Smith, y yo lo probamos mientras estábamos en la sala y ambos pensamos que era impresionante".
La otra cosa que hicimos, que no creo haber hecho en ninguna de mis otras películas, fue tratar la música como un sonido diegético: cuando los mensajes se detienen, la música se detiene
"Casi rompe la cuarta pared y no es el tipo de cosas que me gusta hacer, pero se sintió perfecto y apropiado para ese momento", sentenciaba Nolan.
El resultado fue espectacular.