No sé si profesionalmente Penélope Cruz puede conseguir algo más. Seguro que sí, pero es un hecho que cuenta con el reconocimiento del resto de profesionales del mundo del cine: ha estado nominada en cuatro ocasiones a los Oscars y lo ha ganado una vez, en 2008 por Vicky Cristina Barcelona, otras tantas ha sido candidata al Globo de Oro, un galardón que aún se le resiste, dos veces ha optado al BAFTA y se lo llevó también por la película de Woody Allen, ha estado en las quinielas de los SAG Awards, de los Emmy y se ha llevado a casa tres Goya. Además, los festivales más prestigiosos se han rendido a sus pies: Cannes, Venecia, Hollywood y San Sebastián.
Así llega la actriz a sus 50 años en su carrera laboral. Sin embargo, también está felizmente casada con Javier Bardem, una pareja que ni los dioses habrían imaginado, desde 2010, con el que es madre de dos hijos, a los que tiene muy claro cómo criar. Además, tiene la suerte, gracias a todo su esfuerzo, de estar en el centro del huracán, profesionalmente hablando, sin tener que estar viviendo siquiera en las colinas de Hollywood, ya que en la actualidad pasa su tiempo en una tranquila urbanización a las afueras de Madrid.
Además de todo esto, por si fuera poco, es imagen o embajadora de firmas tan prestigiosas como Chanel, en cuyo último desfile protagonizó un corto junto a Brad Pitt, o Lancôme. Y después de todo esto habrá gente que siga negando su talento y que puede ser una de las mejores representantes de nuestro país a nivel internacional.
Ahora, para celebrar su próximo cumpleaños en el mes de abril, se ha convertido precisamente en la portada de este número de la revista Elle, para la que el fotógrafo Xavi Gordo ha captado unas imágenes preciosas de las que yo me he enamorado profundamente, por su estética, los "lookazos" que el equipo de estilismo ha montado para la intérprete y lo que desprenden: las ves y piensas que sí, que es cierto, cumplir años está genial, y que Penélope Cruz puede que esté en su mejor momento.
Sin embargo, no todo el mundo se ha mostrado tan amable y de poco han servido las prendas de Versace, por ejemplo, que luce, ni su maravilloso corte "bob". De hecho, los comentarios sobre su físico han proliferado entre los comentarios, que acusan a la revista de haber usado photoshop por encima de sus posibilidades para dibujar en la artista unos rasgos y una fisionomía nueva, supuestamente.
"Como pueden salir en las revisats con tanto retoque?…", "@elle_spain @penelopecruzoficial las lágrimas y el Photoshop, en el cutis y cuerpo. ¿Cuándo se empezará a dar una imagen real de las mujeres de 50 años? Parece que causa repudio, miedo, y/o es un escándalo enseñar el paso natural del tiempo, bien sea en la cara o en el cuerpo. Lamentable por la parte que nos toca a las mujeres, siempre perfectas, siempre guapas", "Penélope es muy guapa pero es necesario ponerle unas caderas y cintura que nunca ha tenido??? Nos quejamos de la juventud y sus filtros y retoques pero la gente mayor, precisamente, no da ejemplo".
Este tipo de hechos, sobre los que ni la revista ni la actriz se han pronunciado aún, reabren debates y nos hacen reflexionar una vez más, como si lo dejásemos de hacer en algún momento del día, sobre la presión que sufrimos las mujeres en especial sobre cumplir ciertos estándares estéticos marcados por la sociedad heteropatriarcal, al margen de nuestros contextos. Lo de envejecer con gracia es un mito, aquí tenemos que hacerlos de una forma muy concreta. No podemos ser ni muy naturales, ni muy artificiales, tenemos que ser lo suficientemente guapas como para no ser feas, aunque suena a galimatías, pero no tanto como para resultar amenazantes, sino que nos tenemos que pegar bien al canon que nos marquen y que aunque parezca que sí, nunca está impuesto por nosotras aunque lo impongamos.