Todavía no había terminado su fase 1 y el Universo Cinematográfico de Marvel ya se había enfrentado a su primer aprieto serio. Un par de años después de estrenarse El increíble Hulk, el productor Kevin Feige anunció definitivamente que Edward Norton no seguiría formando parte de los planes de Marvel Studios tras una conflictiva producción. El universo cinematográfico necesitaba urgentemente un nuevo héroe.
Así, se comenzó un proceso express e intenso por encontrar al nuevo Doctor Bruce Banner/Hulk. El personaje era clave para el grupo de Marvel Los Vengadores, y había que dar una sensación de estabilidad de cara al público. La convención de la Comic-Con en San Diego de 2010 era importante en ese aspecto, tal y como se relata en el libro UCM - The Reign of Marvel Studios.
Feige y su equipo tenían dos semanas para presentar a todo su plantel de héroes en la conferencia, así que se lanzaron a por la opción que ya gustaba a Louis Leterrier, el director de El increíble Hulk: Mark Ruffalo, un actor respetado en el cine independiente y que estaba recién nominado al Oscar en aquel momento. Joss Whedon, director de Los Vengadores, bendijo esta elección para su película.
Esperando una señal
Hubo que resolver varios flecos para fichar a Ruffalo. El actor recibió páginas del guion para ser convencido, llamó a Norton para tener su aprobación para ser su sustituto (congeniaron al comparar a Hulk con Hamlet, donde iba a tener varios intérpretes a lo largo de la historia). También hubo que negociar el contrato, que no se resolvió hasta el último momento.
"Tenemos una política de cero gilipollas en nuestras películas": la película de Marvel que puso en vilo el futuro del estudioRuffalo no supo si iba a ser definitivamente el Hulk de Marvel hasta el mismo día de la convención en San Diego. Su agente, que estaba resolviendo el contrato y todos sus detalles, le dijo la noche anterior: “Mira por tu ventana a las cinco de la mañana. Si hay un coche ahí esperando, tienes el papel. Si no, vuélvete a la cama”. El actor cumplió y, aliviado, comprobó que había ahí una limusina. “Fui feliz y también estaba muerto de miedo”.
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