Dar comienzo a una franquicia de fantasía no es nada sencillo. Más bien todo lo contrario. Hay muchas papeletas para que no salga bien y, por mucho empeño y esfuerzo que haya por parte del equipo, el público siempre tiene la última palabra. Cuando Disney estrenó John Carter en 2012, lo hizo como una de las producciones más caras de la historia. Habían apostado todo a que esta adaptación de Una princesa de Marte (1917) arrasaría, pero no lo hizo. Ahora es recordada como una de las grandes decepciones del estudio, pero nadie dice que eso no pueda cambiar.
Taylor Kitsch, protagonista de la película, ha hablado recientemente con ScreenRant y ha reconocido que no se arrepiente de haber participado en el proyecto. Al contrario, aprendió muchas cosas en el proceso y ha sabido ver el lado bueno.
Aprendí muchas cosas con esa película. Todavía tengo una gran relacion con ella y eso dice mucho. No tengo rencores en absoluto, aprendí un montón. Di grandes pasos con ella, a nivel personal y profesional. Me dolió, obviamente, pero, en retrospectiva, no cambiaría nada. Fue lo que fue
John Carter fue una mala noticia para Disney, que ya había planeado dos secuelas más, Gods of Mars y Warlord of Mars. Tras conocer los resultados de la primera entrega, dieron marcha atrás con sus planes y pasaron página. La película dirigida por Andrew Stanton había costado unos 250 millones de dólares -uno de los mayores presupuestos de la historia de la compañía- y tan solo recaudó 284 millones en todo el mundo. Stanton ya había dirigido Buscando a Nemo y WALL·E, por lo que había razones para pensar que iba a ser un buen producto.
Walt Disney Studios Motion Pictures
Las razones por las que no triunfó son varias y ninguna realmente grave. El producto final fue una película de acción y aventuras con demasiado CGI, lo que no consiguió convencer al público. Tenía cosas buenas, con escenas divertidas y mucho entretenimiento, pero las piezas no terminaron de encajar. La prensa especializada señaló tras su estreno en 2012 que era un espectáculo visual, pero si hablamos de narrativa, hay que reconocer que se queda corta.
Las expectativas también jugaron un papel crucial. John Carter viene de la novela Una princesa de Marte, la cual se había intentado adaptar en múltiples ocasiones a lo largo de las últimas décadas. Cuando Disney asumió la labor, lo aceptó como uno de los grandes retos de su historia, pero no estuvo a la altura de lo que la gente tenía en mente. Es decir, si te venden algo como una auténtica obra maestra, cualquier cosa que te pongan delante de los ojos te sabrá a poco. En cambio, si das con la cinta una tarde donde solo quieres disfrutar de dos horas de entretenimiento, la percepción cambia.
La segunda vida de las películas para niños
Gracias al 'streaming', la producción puede vivir una segunda vida y encontrar el éxito una década después de haberse estrenado. Hay muchos padres que siempre andan buscando una nueva película para poner a sus hijos o usuarios que rebuscan en el catálogo de Disney+ para dar con una cinta de aventuras. En este sentido, John Carter puede ser una opción perfecta para ver en la plataforma y seguro que más de uno ha caído en ella sin conocer el drama taquillero y la ha disfrutado.
"Siempre me he sentido halagado. Es divertido cuando la gente se para y habla sobre John Carter con sus hijos, la ven con sus hijos. Para eso era la película, fue divertido", añade Kitsch en su entrevista para ScreenRant. Al fin y al cabo, los niños no entienden de resultados económicos y a más de uno le sorprendería ver la gran cantidad de películas de su infancia que, en realidad, fueron sonados fracasos. Titan A.E., Osmosis Jones o El planeta del tesoro fueron también batacazos en taquilla y eso no impide que sigan siendo disfrutadas por nuevas generaciones.
