Los planes del Universo Cinematográfico de Marvel son tan grandes que necesitan de una serie de colaboradores fiables y consistentes. Es por ello que, cuando hay un éxito que convence, tratan de mantener a los directores “en nómina” para que sigan con determinados personajes. Como puede ser el caso de James Gunn con los Guardianes de la Galaxia o Taika Waititi con Thor.
En algunos casos, pueden llevar las riendas de un personaje y pasar a un puesto de mayor responsabilidad, como los hermanos Anthony Russo y Joe Russo que pasaron de hacer películas del Capitán América a las dos últimas de Vengadores. Sin duda, fueron buenas opciones a las que recurrir tras chocar con Joss Whedon y no contar con el arquitecto de su primer gran éxito.
El éxito de Iron Man refrendó a Jon Favreau como cineasta de éxito, y Marvel no tardó en aprobar una secuela que tuvo algo menos de éxito crítico pero se mantuvo a buen nivel comercial. El director tuvo que rodar ambas películas tan de seguido que casi era como rodarlas simultáneamente, y la recepción desigual de Iron Man 2 hizo que quisiese respirar un poco del ritmo impuesto en el UCM.
Pero Marvel Studios no estaba lista para descansar. Tras Iron Man 2 llegaron películas de Capitán América, Thor y Los Vengadores. De hacer una tercera película con Robert Downey Jr., sería una continuación de todas ellas, en lugar de su propia secuela, algo que no apetecía demasiado a Favreau tal y como se comenta en el libro MCU - The Reign of Marvel Studios.
Caminos separados
La idea del universo compartido no intrigaba demasiado a un director acostumbrado a ir pensando en una película al mismo tiempo en lugar de cinco. El crecimiento de este mundo cinemático y el ritmo incesante marcaron un rumbo que resultaba demasiado confuso para Favreau, y le impedía pensar cómo podía ser una tercera película: “No tengo ni idea de qué es. Creo que ellos tampoco”.
Muchos vieron este detalle de ‘Iron Man 2’ como un avance de Loki, pero Marvel intentó borrarloAsí, el director se quedó sin terminar la trilogía, rechazando el trabajo de Iron Man 3. Con su marcha, Robert Downey Jr. abogó por un director que le apoyó en sus horas más bajas como era Shane Black, director de la estupenda Kiss Kiss Bang Bang. Él consiguió tener las ideas más claras sobre cómo podía seguir el viaje de Tony Stark, aunque muchos aficionados discreparon con esas ideas.
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