Los guionistas de Disney tienen un vicio oculto por ofrecer a los niños las historias más tristes en los primeros años de su infancia. Hay un puñado de películas que dejaron varios traumas a los jóvenes espectadores. El mío es el final de Pocahontas -uno de los pocos en los que los protagonistas no viven felices y contentos para siempre-, pero también hay personas que no pueden olvidar la muerte de la madre de Bambi, la separación de Dumbo o, por supuesto, el final de Mufasa en El rey león.
Éstos son los títulos más conocidos, pero hay uno en concreto que, 43 años después, se mantiene firme por la pena que transmite al espectador y su nivel de drama: Tod y Toby es una película que podría provocar lágrimas al corazón más frío.
En el corazón del bosque, perseguida por los ladridos de una jauría de perros, una zorra corre a toda velocidad con su cachorro en la boca. Justo antes de ser atrapada, logra dejar a su bebé al pie de una valla. Gracias a una anciana granjera, que lo acoge bajo su protección, el cachorro de zorro consigue sobrevivir.
Al mismo tiempo, en la casa de al lado, un viejo cazador adquiere un nuevo perrito, al que pretende adiestrar para enseñarle a rastrear todo tipo de presas. Mientras uno es cuidado con cariño, el otro es criado por una persona sin escrúpulos. Entre los dos surge una bonita amistad, pero sus destinos están enfrentados.
Esta adaptación de una novela de mismo nombre escrita por Daniel P. Mannix en 1967 -la cual tiene una trama mucho más oscura que la que popularizó Disney- es recordado por la adorable amistad entre sus dos protagonistas, pero también por una escena que, a día de hoy, se encuentra entre las más desgarradoras del estudio.
Hablamos de la escena en la que, tras comprender que el cazador no dudaría en disparar al pobre Tod a la menor oportunidad, la anciana decide llevarse al zorro al bosque para despedirse de él. Es una escena terriblemente triste -especialmente dentro el universo mágico de Disney- y aún hoy hay espectadores que siguen llorando al verla.
Tema aparte es el ataque del oso al final de la película, que también es aterrador y seguramente dejó más de un mal recuerdo. Sea como sea, la cinta es dura para los más sensibles y, precisamente, este tono provocó muchos problemas en su proceso de creación.
La película que provocó la dimisión de una docena de creativos
Tod y Toby fue estrenada en 1981 tras años de desarrollo. Lo hizo en mitad de profundas diferencias creativas que llevaron a varios miembros del equipo a alejarse del proyecto. Para empezar, los codirectores originales Wolfgang Reitherman y Art Stevens estaban en un enfrentamiento continuo con el coproductor Ron Miller que saltó por los aires en escenas clave. Por ejemplo, aunque en la novela original Jefe moría atropellado, para su versión cinematográfica decidieron romperle una pierna en su lugar, algo que provocó el enfado de los animadores.
El estudio se encontraba en pleno proceso de cambio, donde trabajaban animadores veteranos con algunos recién llegados que veían el modo de contar historias de manera completamente diferente. Más de una docena de animadores dimitieron -llegaron a pedir que sus nombres no aparecieran en los créditos- y la dirección recayó en Ted Berman, Richard Rich y Art Stevens.
Cabe destacar que en la producción trabajaron varios animadores que terminarían siendo grandes cineastas, como Tim Burton, Brad Bird o John Lasseter. La cinta fue un éxito en taquilla y, a día de hoy, es recordada con gran cariño por sus fans.