A veces una decisión inteligente puede cambiar toda tu vida. Un ejemplo de ello lo encontramos en George Lucas, el famoso director de cine y creador de la saga cinematográfica Star Wars, que recientemente era nombrado por la revista Forbes como la "celebridad más rica del mundo", con una fortuna de alrededor de 5.500 millones de dólares. No es la primera vez, sino la sexta, que el cineasta lidera el ranking de los famosos más acaudalados del planeta y, en segundo lugar, le acompaña uno de sus grandes amigos: el también cineasta Steven Spielberg, junto al que creó la taquillera y archiquerida saga de aventuras Indiana Jones, con 4.800 millones. Junto a ellos, también figuran entre las celebs más ricas en la lista Forbes de 2024 Michael Jordan (3.200 millones), Oprah Winfrey (2.800 millones), Jay-Z (2.500 millones) y Taylor Swfit (1.100 millones).
Por supuesto, la gran razón tras la cuantiosa fortuna de George Lucas es la franquicia Star Wars, que no ha dejado de crecer durante los últimos 47 años, se ha convertido en una de las más importantes del mundo y le ha reportado a Lucas toneladas de dinero. Sin embargo, si no hubiera tomado una decisión aparentemente pequeña e insignificante cuando comenzó a trabajar en Star Wars por primera vez hace ya casi medio siglo, las cosas podrían verse diferentes hoy.
Después de que George Lucas se hiciera un nombre en la industria cinematográfica con su debut cinematográfico en THX 1138 a principios de los años 1970, el director consiguió su primer gran éxito cinematográfico con American Graffiti en 1973. La película logró recaudar alrededor de 140 millones de dólares con un presupuesto de sólo 775.000 dólares y recibió cinco nominaciones al Oscar, así que, cuando por fin pudo sacar adelante la primera película del que sería su gran legado al mundo del cine, existía una mayor confianza en él por parte de los estudios.
No obstante, eso no impidió que numerosos productores rechazaran la costosa apuesta que suponía sacar adelante la película de ciencia ficción Star Wars. Afortunadamente, Lucas encontró un aliado en Alan Ladd Jr., quien lo ayudó a vender la película a 20th Century Fox. Ladd Jr. le consiguió a Lucas un trato con el estudio y un presupuesto de 11 millones de dólares, una suma increíble en ese momento.
Al mismo tiempo, a Lucas le ofrecieron unos honorarios como director de 500.000 dólares, lo que aproximadamente triplicaba el sueldo que había recibido por American Graffiti. Sin embargo, Lucas sugirió un trato diferente al estudio: a cambio de mantener su salario anterior de 150.000 dólares, se quedaría con todos los derechos sobre todos los productos de merchandising de la película, así como los derechos de todas las posibles secuelas de Star Wars.
En aquel momento, lo que planteaba Lucas era un éxito para el estudio, que por un lado no tenía grandes experiencias con el merchandising y, por otro, tampoco estaba especialmente convencido del potencial de franquicia de la película y consideraba irrelevantes las demandas de Lucas de derechos para la secuela.
Sin embargo, George Lucas resultó tener razón. Star Wars no solo se convirtió en una de las películas más exitosas de todos los tiempos en 1977 y ha recaudado alrededor de 775 millones de dólares hasta la fecha. Ya entre 1977 y 1978, se ganaron alrededor de 100 millones de dólares con la venta de juguetes y actualmente se espera que los ingresos sólo por merchandising de Star Wars asciendan a más de 18 mil millones de dólares.
Asimismo, la siguientes cinco películas de Star Wars recaudaron 3.500 millones de dólares adicionales en taquilla y también hubo miles de millones en ingresos por ventas de DVD y VHS, videojuegos, libros y otros productos de franquicia. Todo aquello, según cifras de The Hollywood Reporter, elevó la fortuna personal de George Lucas hasta unos 3.200 millones de dólares en 2012, cuando tomó otra decisión financiera muy inteligente: vender toda la franquicia, incluida su productora Lucasfilm, a Disney por unos cuatro mil millones de dólares.
Disney pagó a George Lucas alrededor de 2.210 millones de dólares y recibió 37 millones de acciones adicionales en el estudio, lo que le valió dividendos anuales. Según Forbes, el patrimonio neto de Lucas hoy ronda los 5.500 millones de dólares. Si el cineasta no se hubiera asegurado los derechos de merchandising y la secuela de Star Wars en aquel entonces, esta fortuna probablemente sería sólo una fracción de lo que fue.