Dev Patel tenía un sueño: sacar adelante un thriller de acción que había escrito junto a Paul Angunawela y John Collee. Quería que Neill Blomkamp se hiciera cargo de la dirección, pero cuando le dijo que no y le sugirió que la dirigiera él mismo a Patel no le asustó la idea. El proyecto que comenzó en 2018 termina este 12 de abril con el estreno en cines de Monkey Man, un intento por devolverle al género la crudeza y el "trauma real" que necesita.
Monkey Man nace de dos ideas que Patel tenía en la cabeza. Por un lado, su pasión por la acción. "Es interesante porque la gente ve acción y piensa: 'Oh, está guay, ha hecho pesas'. Pero es una de las cosas más duras que he hecho actuando, porque estás ahí fuera, teniendo que expresarte de manera dinámica con cada extremidad y cada estremecimiento. Me destrozaba los nervios tener que ir al set y hacerlo", desvela en una entrevista con SensaCine.
Me quito el sombrero ante el equipo de coordinadores de acción con los que trabajamos. Espero que la industria mire al cine de acción de manera diferente
La otra razón que tenía para realizar Monkey Man era más personal. "Es increíblemente representativa de mi cultura y de la dualidad que tengo: de las películas británicas con las que he crecido, de los cineastas con los que he trabajado, mi herencia cultural, de las historias de la mitología india que me contaban mi padre y mi abuelo cuando era pequeño y llenaban mi imaginación, mi amor por el cine de acción... Todo se encuentra en esta película", explica.
Patel nació en Londres, pero proviene de una familia hindú gujarati. Sus dos padres nacieron en Nairobi, Kenia, donde hay una gran comunidad india, y se mudaron a Londres cuando eran adolescentes. El actor ha crecido en esa mezcla hindú y británica y tenía ganas de poder expresarlo en pantalla.
He puesto todo de mí en ella. Nunca he visto a alguien como yo, tanto físicamente como en términos de mi raza, que se utilice de esta manera en una película. Siempre tiran por el alivio cómico o el chico listo. Ser capaz de representar un personaje así, abrasado de rabia y venganza, con traumas complejos y pudiendo patear traseros... Ha sido un viaje mágico
En Monkey Man, Patel interpreta a un héroe de la clase baja que lucha por vengar la muerte de su madre. Ese odio y sed de venganza es lo que mueve sus actos y termina convertido en un líder de los desfavorecidos. "Todo lo que era querido por él se le ha despojado. Ha sido privado de derechos y se siente como un marginado, pero también es un hombre que se aferra a la identidad y la fe", cuenta a SensaCine, "Solo cuando abre su corazón a otra comunidad, otros compañeros marginados como él, individuos con cicatrices que han sido arrastrados a las alcantarillas de la sociedad, aprende de sus fallos y defectos. Ellos le construyen".
El personaje de Patel aprende en un viaje de pura humildad en el que es arrastrado hacia lo más bajo.
Esta película es una especie de himno para los desvalidos. Lo ves caer brutalmente. Es como una muñeca de trapo al principio de la película y lo ves evolucionar hacia esta especie de vengador al final. Espero que sea muy satisfactorio
Mientras recorría este camino en la ficción, en la vida real vivía otro proceso de transformación. Ser director de su primera película le ha dado grandes lecciones, la mayoría fruto del sufrimiento. "Ha sido un gran viaje. Aún no ha acabado, pero una de las ideas de la cinta es 'el dolor te dejará una vez que termine de enseñarte'. Es de un antiguo filósofo indio y la he usado en la película. Lo he mantenido durante todos los baches y asperezas de este viaje y ha sido humilde".
Emprendió este viaje en 2018 y, con una pandemia de por medio -me pilló en el mayor barrio marginal de Bombay. Tuve que huir y conseguimos llegar a un estudio en Indonesia, donde creamos esta burbuja-, lo que Patel ha sacado de provecho es una idea positiva. "Había que buscar un rayo de luz y una oportunidad en cualquier sitio para mantener el sueño vivo", asegura.
Monkey Man se estrena en cines el 12 de abril.