No fue fácil encontrar al Aragorn perfecto. De hecho, al ser un personaje tan importante, decidieron ofrecérselo a un actor de primera clase de Hollywood: Daniel Day-Lewis. Sin embargo, llegó a rechazarlo hasta dos veces. También lo rechazaron, por una cosa u otra, Nicolas Cage (¡imagínatelo!), Stuart Townsend y Russell Crowe. ¡Incluso Vin Diesel hizo el casting! Al final, por suerte, un productor vio a Viggo Mortensen actuando en el teatro, le ofreció el papel y fue su hijo, fan de Tolkien, el que acabó de convencerle. Y así es como se forjó la leyenda de La comunidad del anillo.
Aragorn cantando una jota
Como actor aplicado que es, Mortensen se montó en un avión para ir a Nueva Zelanda y aprovechó para leerse el libro. Hay que tener en cuenta que, antes de rodar la trilogía, nadie tenía claro que fuera a ser un éxito. El director de Braindead rodando tres películas al mismo tiempo de una saga que muchos consideraron imposible de llevar a la pantalla... ¿Y si era el fracaso más épico de la historia del cine? Podría haber pasado.
De hecho, el propio Mortensen empezó con mal pie: poco antes de rodar la película, se hizo una herida en el ojo derecho mientras surfeaba y necesitó un mes para que la hinchazón se le bajara. Por eso, durante las escenas en las Minas de Moria, le vemos siempre desde el lado izquierdo: si le viéramos la cara completa nos estaríamos preguntando continuamente en qué momento del camino un orco le ha pegado un puñetazo en el ojo.
No solo Arwen se enamoró de Aragorn, por así decirlo: el mundo entero cayó a los pies de Viggo Mortensen, que eligió no solo hacer películas para ganarse el prestigio crítico, sino también dedicarse a sus discos y pinturas, que es lo que realmente le hace feliz. Bueno, eso y vivir en Madrid junto a Ariadna Gil. ¿Aragorn comiendo un bocadillo de calamares? Eso ha ocurrido, y nos hemos quedado sin la foto.