El mito de Drácula sigue bastante vivo en el cine, con diferentes intentos de revitalizarlo. Desde la reciente Abigail a la futura y prometedora Nosferatu, así como otras cintas del último año que han rescatado el imponente terror de los vampiros. No todas, eso sí, logran tener una visión bastante única sobre estos monstruos.
Estos mitos nunca tuvieron una interpretación tan fresca y tan radical en lo cinematográfico como The Addiction, una potente película independiente de los noventa. En solo hora y media de metraje vemos al director Abel Ferrara replantear a los vampiros de la mano de los actores Lili Taylor y Christopher Walken.
Kathleen Conklin, una introvertida estudiante de filosofía de la Universidad de Nueva York, es atacada una noche por una mujer que se hace llamar "Casanova". Empuja a Kathleen al hueco de una escalera, le muerde el cuello y bebe su sangre. Ella sobrevive, pero la experiencia empieza a dejar cambios profundos en su cuerpo.
19 buenas películas que duran menos de 90 minutosKathleen pronto desarrolla varios síntomas tradicionales del vampirismo, como aversión a la luz del día y aversión a la comida. Su comportamiento se vuelve agresivo y propone a su director de tesis tener sexo en su apartamento, robándole dinero de la cartera cuando se queda dormido. La creciente perversidad de Kathleen lleva a su caída moral y la redención final.
Ferrara empezó a dar forma a la historia de The Addiction a partir de experiencias muy personales sobre vicios y drogas. Enganchado a la heroína, empezó a plantear a los vampiros como reflejo de la adicción, en lugar de como deseo sexual como habitualmente se ha llegado a interpretar.
'The Addiction': enfoque radical
Esto es uno de los aspectos que convierte a esta en una experiencia realmente radical, planteando un declive total del cuerpo y la búsqueda de la redención a través de elementos externos como la religión. El director emplea también un estilo visual extraordinario, marcado por un intenso uso del blanco y negro.
Las 40 mejores películas de vampirosEste carácter nocturno y callejero, casi de cine noir, confiere a esta historia un carácter totalmente diferente a otras cintas que han abordado el vampirismo. Como película de terror no busca el susto, pero sorprende e impresiona. Puro ejemplo de cómo se puede transgredir desde la barrera del cine independiente.
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