En julio de 1993, la historia de Batman iba a cambiar para siempre. Fue en el número 497 de su serie regular, donde, tras una pequeña pelea, el nuevo supervillano Bane partía la espalda del superhéroe con un sonoro "KRAKT". Se recuperaría un año después, pero las ramificaciones aún se pueden sentir hasta el día de hoy en DC. ¿Cómo iba Christopher Nolan a aguantarse las ganas de meter al mortífero asesino como antagonista principal de su último vuelo con el Señor de la Noche?
El Cristofer y la Bane
Tras Batman Begins y El caballero oscuro, solo había una manera de que Nolan se pusiera manos a la obra con el final de su trilogía: darle absolutamente todo lo que pidiera, con el éxito asegurado. ¿Catwoman? ¿Bane? ¿Un cameo de Liam Neeson como Ra's al Ghul? Por supuesto que sí. El resultado fue una épica cinta de más de dos horas y media en cuyo rodaje no todo salió tan perfecto como parece en el resultado final.
Concretamente, en la gran pelea en la calle rodeados de gente, Christian Bale y Tom Hardy no entendían cuándo tenían que responderse el uno al otro en la distancia, para la desesperación del director. Estaban a mucha distancia y no se entendía nada entre el barullo, así que Bale empezó a levantar un dedo cuando acababa de hablar. Hardy lo adoptó e hizo lo mismo, aunque de manera disimulada. En la batalla, tal y como la vemos en pantalla, no llegamos a ver nada de este truco... y, francamente, es una verdadera pena.
Lo cierto es que los dos posibles guiones iniciales de esta tercera parte tenían como protagonista a Joker, en un caso convirtiendo a Harvey Dent en Dos Caras y en el otro en una persecución gigantesca por las calles de Gotham. Pero se hizo imposible tras la muerte de Heath Ledger, y al final tuvimos que conformarnos con Bane. Ojalá todas las decepciones en la vida fueran así.