Era el título más polémico, comentado y esperado del Festival de Cannes 2024. Megalópolis, la última película de Francis Ford Coppola, ha despertado mucha curiosidad. Las expectativas estaban por las nubes. No es para menos: es el primer filme del director de El Padrino en ocho años tras el filme experimental Distant Vision (2016). El cineasta ha pagado de su bolsillo los 120 millones de dólares que ha costado este proyecto, un filme de ciencia ficción protagonizado por Adam Driver inspirado en la Conjuración de Catilina.
La idea de Megalópolis lleva en la cabeza de Coppola desde hace cuatro décadas. Intentó llevar a cabo el proyecto en el pasado y se rodaron 30 horas de metraje de segunda unidad, pero los atentados del 11-S lo paralizaron todo. Ahora, rodeado de polémica tras ser acusado de acoso a actrices durante el rodaje y de pasar horas fumando marihuana en su tráiler provocando cambios en el plan de rodaje, el cineasta por fin estrena su película soñada.
Megalópolis transforma Nueva York en Nueva Roma, una ciudad a lo Imperio Romano que ha sufrido un cataclismo. Toca reconstruirla y hay dos personas peleando para que su estrategia sea la elegida. Por un lado está César Catilina (Driver), un arquitecto idealista que busca liberar a las clases más bajas construyendo una utopía con materiales renovables. Por otro está Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito), el alcalde de la ciudad, que prefiere la vía tradicional lleno de corrupción y sistema de clases.
'Megalópolis' es la película más problemática de 2024: Francis Ford Coppola, acusado de acoso durante el rodajeEn la historia de Megalópolis hay más personajes involucrados. Julia (Natahlie Emmanuel) es la 'influencer' hija del alcalde que se queda prendada de la visión de César. También está Wow Platinum (Aubrey Plaza), una periodista manipuladora. Shia LaBeouf, acusado por su expareja FKA Twigs de haber abusado "física y mentalmente" de ella, es otro de los actores del reparto.
UN EVENTO PARA VER EN CANNES
"Qué desastre. Qué locura", afirma Alejandro G. Calvo sobre Megalópolis. "Hay una parte de locura que siempre bendeciré de los genios locos absolutos que hacen películas salvajes, que se tiran a ciegas al vacío, pero no se están dando cuenta de la castaña que están haciendo".
Megalópolis es una película "profundamente shakesperiana" en sus textos y en sus argumentos y también un filme que busca crear un paralelismo con los tiempos en los que vivimos: "el populismo, la violencia en la calle derivada de tener malos líderes políticos, de cómo el capitalismos destruye el mundo". Coppola, no obstante, "bendice" a las nuevas tecnologías "como el futuro de la humanidad".
"Insalvable no es porque, sin duda, es tremendamente imaginativa", añade G. Calvo. "Tiene algo muy bonito, que es la reivindicación del cine, del amor, de ver si podemos poner más corazón en nuestras vidas y arreglar el mundo".
Como añade:
Es un despiporre, es chanante de principio a fin. Consigue, incluso con ese tono loco, emocionar un poquito. En general, es un desastre detrás de otro. Desde luego es ambiciosa
Megalópolis es "espectacular y un evento que mola ver en Cannes". "En ese desempeño totalmente desquiciado y audaz hay algo que también puedo valorar, pero eso no evita que me haya pasado la mitad de la película llevándome las manos a la vcabeza", concluye.
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