La saga Uncharted empezó en 2007 y terminó -al menos de manera aparente- una década después, con cuatro juegos principales repletos de adrenalina, innovadores, de esos que te tienen en el borde del sofá en los buenos momentos y te aburren un poquito con los tiroteos en loa malos. Por supuesto, y a la vista del éxito, enseguida prepararon una versión cinematográfica. Recaudó cuatro veces lo que costó incluso estrenándose en 2022 con la pandemia encima y Sony, inmediatamente, anunció que tenían una nueva franquicia entre manos. Solo falta que Tom Holland vuelva a sacar un hueco libre alguna vez en su vida.
Ich bin ein Uncharted
Uncharted, como buena heredera del espíritu Indiana Jones, se rodó alrededor del mundo: Barcelona, Boston, Nueva York, Filipinas y Alemania, entre otros. De hecho, si te fijas muy bien, podrás ver a Rubius como extra en las calles de la Ciudad Condal acompañando a un Tom Holland que podría haber sido perfectamente otro actor. Más concretamente, Nathan Fillion, que durante años estuvo haciendo campaña online para ser Nathan Drake (y, las cosas como son, tienen un parecido impresionante).
Al menos se libró de una escena un poco vergonzosa en la que tratan de mostrar las calles de Nueva York pero rodando en Berlín. Para ser más exactos, en la calle Oranienstraße. No pasa nada, se hace muy a menudo: simplemente hay que hacer un trabajo de localización y solucionado... si no fuera porque se olvidaron de tapar el cartel de loterías alemán y un contenedor naranja muy poco típico de Nueva York. Ups.
Aunque la película pudo verse en Berlín sin problemas, es curioso que siga prohibida en Vietnam y Filipinas por un detalle nimio: hay un mapa del tesoro donde se muestra el Mar del Sur de China como parte del territorio de China. Tendrán que conformarse con la secuela...