Wayne Phillips se dedicaba, entre otras cosas, a monitorizar campamentos medievales año tras año. Era muy bueno en su trabajo, espada en ristre, pero todos se fijaban en una cosa sobre él: le faltaba un ojo. Y Phillips decidió usarlo para hacer el bien y concienciar a los nuevos reclutas diciéndoles que lo perdió por culpa de alguien que en un campamento llevaba la espada sobre el hombro en lugar de meterla en su funda: los novatos se asustaban tanto que aprendían de inmediato lo que había que hacer. Esta no sería la única vez que iba a usar su falta de ojo en su propio beneficio.
El ojo de Sauron
En El señor de los anillos, Peter Jackson necesitó un total de 26.000 extras para rodar su épica saga tal y como quería. Y con tanta gente en un mismo plató, la cosa da para mil y un anécdotas. Ojo, porque hay quien cree que ninguna otra película ha juntado a tanta gente, pero lo cierto es que el récord lo sigue teniendo Gandhi, que arremolinó a ¡300.000! extras para una de sus escenas. Hay ciudades con menos habitantes.
En todo caso, uno de esos extras era, precisamente, Wayne Phillips, que se presentó al trabajo con un parche en el ojo. Jackson en persona le pidió ver lo que había debajo, y le pidió que por favor saliera así delante de la cámara. Aunque al principio no quería, acabó aceptando y dando un plano mítico de los soldados de Rohan en plena batalla de Helm. Muchos creyeron que era CGI o maquillaje, pero, al final, nada puede igualarse con la realidad.
Phillips no fue acreditado en la cinta, pero sí dio el paso a salir en otros títulos como The lovely bones, Avatar, Mortal engines o El Hobbit. Eso sí: en ninguna de ellas acreditado. ¿Volveremos a saber de él en la película que Andy Serkis está preparando sobre la búsqueda de Gollum? Ojalá.