El quinto elemento es una de las películas de ciencia ficción más entretenidas y divertidas que se han hecho. Aún hoy, sigue siendo reivindicada como una joya del género y nadie dudaría de su impacto en el género. Como reflexionaba Alesya Makarov hace poco en un episodio de SensaCine Animado, "¿qué es lo que hace a El quinto elemento tan especial?, ¿por qué es una cinta tan querida, a pesar de tener un par de cosas un poco turbias que ahora os contaré…?".
Besson dio forma a esta aventura con mucho mimo a partir de una historia que había escrito con 16 años, pero resulta que hay quien se quiere atribuir la autoría de El quinto elemento. En concreto, Alejandro Jodorowsky y Jean Giraud -también conocido como Moebius- demandaron al director francés por unos 23 millones de euros acusándole de que había plagiado su idea.
El quinto elemento se estrenó en 1997 y para entender mejor la acusación hay que irse un poco atrás en el tiempo. Luc Besson creció devorando las obras de Moebius y Jean-Claude Mézières, y se enamoró de sus mundos futuristas distópicos. Cuando El quinto elemento empezó a ser una realidad y Warner Bros. le dio luz verde para diseñar su propio mundo, el director fichó a sus dos maestros: Mézières y Moebius. Juntos crearon un equipo de 5 artistas más que serían responsables de lo que después veríamos en pantalla.
7 ilustradores trabajaron durante un año en más de 8.000 dibujos para diseñar lo que sería el mundo imaginario de la película, pero la producción se paró al no encontrar un protagonista y aún tendrían que pasar varios años hasta que la maquinaría comenzara a girar de nuevo.
La obra de Moebius sin Moebius
Cuando El quinto elemento volvió a producción, el universo que habían creado Moebius y Mézières cobró vida, solo que ellos ya no estaban involucrados y de ahí posiblemente viniera el malentendido -bueno, más o menos-. Jean Giraud -nombre real del artista- y Alejandro Jodorowsky decidieron demandar a Luc Besson por plagio, alegando que se había basado en el cómic que habían diseñado juntos, titulado El incal.
Esta película costaba 140 millones de dólares y nadie quería hacerla: años después, cambió el género de la ciencia ficciónPedían 13,1 millones de euros por competencia desleal, 9 millones en concepto de daños e intereses y entre el 2 y el 5% de los ingresos de explotación de la película. Además, Jodorowsky también pidió 700.000 euros.
La acusación no llegó muy lejos. En 2004 el Tribunal Supremo falló a favor de Luc Besson, ya que consideró que las reclamaciones de los demandantes se basaban sólo "en pequeños fragmentos de la obra" dibujada. También tuvo en cuenta que Moebius había trabajado en la película bajo el paraguas de Warner Bros. y, por tanto, era trabajo que había hecho para ellos. Besson, que había pedido 100.000 euros de indemnización por procedimiento abusivo, también se quedó a cero pero fue el autor de una pieza clave de la ciencia ficción.