Hay veces que guionistas o directores desarrollan una película con un intérprete en mente y tienen la suerte de tener su 'sí' casi al instante. Sin embargo, no es lo más habitual. Hay veces que los procesos de casting son tan largos y costosos que el equipo tiene que revisar centenares de audiciones hasta dar con el candidato ideal.
El lado bueno de esto es que hay ocasiones en que eligen la opción menos pensada y terminan dando en el clavo. Es lo que pasó con Sylvester Stallone, un actor que nunca fue el favorito para ser Rambo y que, sin embargo, acabó por hacer de éste un papel mítico en la historia del cine.
Más de 40 años después del estreno de Acorralado, queda más que demostrado que solo Stallone podía haber dado vida a este guerrero. En cambio, en los años 70, aún no era una estrella muy conocida y sus proyectos anteriores -Rocky y Paradise Alley: La cocina del infierno- no le señalaban como el boina verde que es John Rambo. O, al menos, no lo supieron ver.
Ni Pacino ni Eastwood
El director Ted Kotchef y el equipo de la productora Carolco tenían en mente otro tipo de protagonista. Basándose en la novela de David Morrell, que tiene en el centro de la historia a un veterano torturado y con trastornos psicológicos, pensaban en alguien más enojado. El primero de los candidatos siempre fue Al Pacino, quien venía de Tarde de perros (1975) o Serpico (1973). Tras un largo proceso, se dieron cuenta de que no tenían la misma visión creativa y Pacino terminó cayéndose del proyecto.
Sylvester Stallone le debe uno de sus papeles más icónicos a Al Pacino: dijo que no porque no le dejaban ser agresivoRobert De Niro fue otra de las opciones fuertes para el estudio -en la década de los 70, Pacino y De Niro eran los reyes-, pero tampoco consiguieron llegar a un acuerdo, por lo que fue descartado. Después llegaron muchos más nombres: Clint Eastwood, Burt Reynolds, Robert Redford, John Travolta o Dustin Hoffman se encontraban en la lista del estudio.
Con todos estos rechazos, el guion llegó a manos de Stallone, quien se lo leyó en un fin de semana y aceptó la propuesta. No solo llegó como actor, sino que se involucró al máximo y participó en el desarrollo del libreto. Dio su visión para la evolución del soldado, fue clave para escenas de la trama e hizo hasta siete revisiones de lo escrito. Su labor fue clave para la cinta y, de hecho, aparece acreditado como uno de los guionistas del filme.
Una vez pasada esta fase, su modo de leer el personaje también fue importante. "Creo que hizo un excelente trabajo. Si miras lo que hace Sly en esa película, especialmente con sus ojos... El personaje cambia. En mi novela está muy enojado. En la película, es una víctima. Por eso buscan esos ojos de venado, se comunican muy bien", aseguró el escritor original del libro.
Los ojos de venado de Stallone hicieron historia y Rambo se convirtió en una de las grandes sagas de la carrera del actor. Por aquí nos alegramos de que Pacino dijera que no lo veía.