En 2016, los hermanos Cameron y Colin Cairnes le dieron la vuelta al concepto de cámara oculta con Scare Campaign, una película de terror que tuvo una gran acogida en su Australia natal y que los críticos definieron como una delicia "con un guion siempre creativo". No habían hecho nada como directores desde entonces y su regreso ha superado su último proyecto. Este 24 de mayo se estrena en cines El último late night, una cinta de terror que reformula los 'talk shows' de los años 70 al mismo tiempo que innova en el género con gran perspicacia. A finales de junio llegará a Filmin.
El último late night sigue a Jack Delroy, una estrella de la televisión nocturna que, tras años en antena, no logra tener la influencia de su cometencia, The Tonight Show Starring Johnny Carson. Tras la muerte de su mujer a causa de un cáncer, el futuro de Delroy parece más negro que nunca, pero él intenta subir la audiencia de su programa. La noche de Halloween de 1977 tiene la oportunidad de vivir una sesión de espiritismo en directo protagonizada por Lily, una joven que ha resultado ser la única superviviente de un suicidio en masa producido en una iglesia satánica. A partir de ese momento los acontecimientos se descontrolan.
En una entrevista con SensaCine, los Cairnes se remontan 7-8 años atrás, cuando tuvieron la idea de desarrollar una película ambientada en un programa de televisión. Esto vino casi impuesto por el poco presupuesto con el que contaban, pero fue precisamente lo que impulso todo lo demás. "Después de nuestra primera película sabíamos que tendríamos que hacer la siguiente con menos dinero. El presupuesto no iba a ser tan alto. Teníamos que ser un poco astutos con cómo lo configurábamos", asegura Cameron.
El presupuesto acotó el espacio donde transcurre la trama a un único espacio -el del plató de televisión- y obligó a que la acción estuviera sostenida íntegramente por los 5 protagonistas de la película. Esto no supuso ningún problema para los directores, pero les obligó a planear muy bien cómo lo rodaban.
Teníamos que ser inteligentes y gran parte de esa inteligencia surgió de la metodología. Lo filmamos como un programa de televisión, con tres cámaras grabando todo el tiempo. Teníamos mucha cobertura, muchas opciones, y también sabíamos al instante cómo estaba quedando
Parte de esa "inteligencia" a la que tuvieron que recurrir los directores para sacar adelante la película fue elegir muy bien a los actores que componen el reparto. Era necesario tener un elenco que funcionase bien en conjunto, pero también que fuera capaz de transmitir esa esencia tan especial de los 70 al mismo tiempo que aterroriza al espectador muy sutilmente.
David Dastmalchian -a quien ya conocemos por El escuadrón suicida (2021) o Dune (2021)- parece haber nacido para interpretar al presentador Jack Delroy. En el lado más terrorífico está Ingrid Torelli, quien da vida a la joven entrevistada del programa y quien impulsa el horror con una sola mirada. A su lado, Laura Gordon, Ian Bliss, Rhys Auteri y Fayssal Bazzi completan los fichajes.
Sé que vuestra inspiración viene de los programas de televisión de los 70 con los que crecisteis, pero, ¿cuál fue el origen de esta película?
Colin: No es fácil responder a la pregunta, ¿tú tienes la respuesta?
Cameron: No sé si sentimos que era una película que debíamos hacer. Salió más de la necesidad. Después de nuestra primera película sabíamos que tendríamos que hacer la siguiente con menos dinero. El presupuesto no iba a ser tan alto. Teníamos que ser un poco astutos con cómo lo configurábamos. Pensamos en ubicaciones únicas y el estudio de televisión surgió en esas conversaciones. Salió a partir de ahí. Nos pareció un sitio interesante donde podía haber algo de drama al principio y añadir los elementos sobrenaturales y de terror. Nos llevó mucho trabajo y tiempo llegar a un punto donde quedamos contentos con la historia y felices con todos esos elementos.
Colin: Cuando pensamos en la década de finales de los 70 y 80, pensamos en todas esas películas de terror, pero no es solo eso, son cosas como Un mundo implacable y El rey de la comedia, que trataban ese mundo. Creo que hay toda una gama de influencias detrás.
Habéis trabajado en este proyecto durante 7-8 años, ¿cómo ha cambiado la creación en un periodo tan largo?
Colin: La idea inicial ha cambiado mucho. Íbamos a hacer sesiones de televisión en directo y luego seguíamos escribiendo en los rincones y no podíamos encontrar la salida. Creo que una vez que presentamos al personaje de Lily y June Ross Mitchell fue cuando la historia empezó a abrirse. También un buen amigo nuestro, un tipo llamado Joel Anderson, que hizo la película Lake Mungo -un 'found footage' genial de Australia-, es alguien con quien siempre compartimos nuestros guiones y creo que realmente ayudó a desentrañar la historia.
Tuvisteis que replantearnos el presupuesto para el proyecto una vez comenzado, ¿esto os ha llevado a una película mejor? ¿O, al menos, más inteligente?
Cameron: Cuando emprendimos este viaje por primera vez, el presupuesto iba a ser menor de lo que realmente tuvimos. Pensamos que íbamos a hacer una película de un millón de dólares, pero terminamos con varios millones. ¿Cambió cosas en la escritura? Realmente no. Quiero decir, conocíamos nuestras limitaciones y creo que de eso depende el entorno, la ubicación... Implementamos algunos parámetros y creo que eso nos ayudó a montar la producción. Como teníamos algunos dólares más con los que jugar, impulsamos las cosas un poco más, los efectos. No tuvimos que hacer nada fuera de cámara, hablamos desde el principio sobre qué deberíamos mostrar y qué no.
Colin: Al mismo tiempo, esto no es una lujosa producción de Hollywood, así que teníamos que ser inteligentes y gran parte de esa inteligencia surgió de la metodología, de cómo lo filmamos. Lo filmamos como un programa de televisión, con tres cámaras grabando todo el tiempo. Teníamos mucha cobertura, muchas opciones, y también sabíamos al instante cómo estaba quedando porque también teníamos que cambiar al backstage. Esa metodología funcionó muy bien para poder impulsar las cosas un poco más y poder estirar ese dólar. Trabajamos con personas increíblemente inteligentes, talentosas, gente ingeniosa que puede hacer un trabajo increíble a veces por muy poco dinero. Tienes a mucha gente colaborando, poniendo su pasión, su corazón y alma en las producciones. Así son las películas independientes.
David Dastmalchian encaja perfectamente en la película, pero, ¿qué diríais de su personaje? ¿Realmente es un villano o solo es una persona buena tratando de pasar página?
Cameron: Estamos muy contentos con que esté abierto a interpretación y creo que parte del encanto de la película es que puedes salir y tener una conversación sobre cómo ves la moralidad de Jack. Pero, ¿por qué no puede ser todo eso? ¿Por qué no puede ser un hombre bueno que ha hecho cosas malas o un hombre malo que, ocasionalmente, ha hecho cosas buenas? Las cosas no son blanco o negro. Él no es un ángel, en absoluto. Pero, intencionalmente, ¿ha preferido no ver alguna de sus asociaciones? ¿Ha pensado en lo que ha tenido que sacrificar para ser el número uno? Quizás no. Nos gusta que sea un personaje complejo, eso es lo que lo hace un poco más interesante. Creo que David tenía una idea muy clara en su cabeza sobre este personaje, sobre lo que tiene que estar pensando o sintiendo en cada paso del camino.
¿Qué aportó David Dastmalchian al personaje?
Cameron: El primer día de rodaje, cuando entró en el set con ese traje, sabíamos que estábamos en buenas manos. No tuvimos que hacer mucho con David. Cuando preguntas qué aportó él al personaje, diría que lo aportó todo. Entendió el personaje de pies a cabeza más de lo que lo hicimos nosotros. Aportó todas sus habilidades de actor y su conocimiento en cine, particularmente del periodo de los 70. En esa época actuaban diferente, era un estilo que no vemos más. Eran menos conscientes de sí mismos, había algo de veracidad. Estaban totalmente comprometidos y eran vulnerables.
Ingrid Torelli es increíble en el personaje de Lilly, es absolutamente aterradora, ¿qué directrices le disteis?
Colin: Solo le dijimos que mirara a cámara tal y como lo hace. Lo que nos gusta como directores es que seguimos aprendiendo acerca de los personajes mientras hacemos la película y, como decía Cameron, quieres que el actor conozca al personaje mejor que tú porque si no, la película está en problemas. Ingrid fue un caso así. Le dijimos que si Lily tenía el control o era el demonio el que tenía el control dependía de ella. Ella podía hacer esa llamada. A partir de ahí, podíamos sentarnos y disfrutar de su interpretación. Ocasionalmente le decíamos que mirara a cámara sólo para sacar a relucir algo de la ironía, cualquiera que fuese. Pero, simplemente, le dimos al reparto la libertad de resolver las cosas por sí mismos.