Steven Spielberg es uno de los directores más importantes de la historia del cine, cuyo impacto, tanto en términos de innovaciones técnicas como financieras, es absolutamente considerable. De este modo, ha permitido a la industria cinematográfica, a lo largo de una inmensa carrera -a pesar de sus fracasos- ganar más de 16 mil millones de dólares gracias a obras que son parte innegable de la cultura popular.
Con éxitos a sus espaldas de la talla de la saga Indiana Jones, E.T. El Extraterrestre, Jurassic Park, Tiburón, Encuentros en la tercera fase, y Salvar al soldado Ryan, cuesta creer que el maestro hubiera podido realmente dudar de su carrera. Sin embargo, esto fue así y no, como se podría imaginar, al comienzo de una carrera en ciernes, sino en la época en que todavía trabajaba en televisión en series como Colombo o Night Gallery.
En 1971 firmó una impresionante película para televisión, El diablo sobre ruedas, para la cadena ABC. Una adaptación del cuento homónimo de Richard Matheson, que también escribió el guion y que entonces era el segundo largometraje de Spielberg, que tenía 25 años en aquel momento. En 1972, El diablo sobre ruedas se estrenó en las salas de cine en una versión revisada, 16 minutos más larga. Después, Spielberg esperó tres años antes de rodar su siguiente película, Loca evasión, que lamentablemente fue un doloroso fracaso en los cines.
"Me quedé impresionado con la película"
En 1972, Spielberg ya era un joven director lleno de potencial, pero sólo había arañado la superficie de un inmenso potencial en ciernes. Ese mismo año, Francis Ford Coppola estrenó en cines El Padrino, una fabulosa película que fue un gran éxito en las salas, obtuvo tres premios Oscar y un sinfín de premios en todo el mundo, al tiempo que catapultó la carrera de Coppola.
Una obra maestra que hizo dudar de la confianza que el joven Spielberg tenía en sí mismo cuando descubrió la película, creyéndose incapaz de alcanzar también este nivel de perfección artística.
Esta anécdota la contó él mismo para uno de los extras sobre la restauración de la película El Padrino. "Quedé pulverizado por la historia de El Padrino y por el efecto que la película tuvo en el joven cineasta que era. Incluso pensé que tenía que dejar esta profesión, que no había ningún motivo para seguir haciéndolo porque nunca podría alcanzar este nivel, esta capacidad de contar una historia. En cierto modo, esta película sacudió la confianza que tenía en mí mismo".
Afortunadamente, como todos saben, Spielberg no tiró la toalla. En 1975, su Tiburón se convirtió en la reina de la taquilla y fue solo la primera de su larga lista de grandes éxitos.