¿Imaginas viajar 500 años en el futuro y encontrarte con un mundo hiperinvolucionado en el que todo el mundo se ha vuelto imbécil? Aunque a menudo en el cine se nos presenta un futuro en el que o bien se muestra una humanidad que ha evolucionado como se espera de ella tanto a nivel social como tecnológico, o que, en algún momento de su historia, ha experimentado un suceso que ha acabado con su práctica extinción. Sin embargo, la película de 2006 Idiocracia, planteaba un concepto de lo más original: cuando los protagonistas despertaban cinco años después de un sueño profundo artificial tras haber sido objeto de un experimento, el mundo seguía estando allí -aunque bastante perjudicado-, pero el nivel intelectual del hombre como especie ha disminuido considerablemente.
Dirigida por Mike Judge, el creador de la exitosa serie de HBO Silicon Valley, y coescrita con Etan Cohen -no confundir con Ethan Cohen-, el concepto de Idiocracia era, cuando menos, llamativo, aunque el tono de esta película sobre el triunfo de la estupidez absoluta fue más bien incomprendido en su día.
El filme, que llevaba en la cabeza de su creador desde hacía una década, fue adquirido por 20th Century Fox, pero la compañía demostró escasa confianza desde el primer momento. De hecho, al principio los planes pasaban por no distribuirla en cines, aunque finalmente se brindó a la película un estreno limitado. Sin embargo, sin la confianza del estudio y apenas ninguna promoción, el debut comercial de Idiocracia fue un fracaso: apenas 500.000 dólares de recaudación que se quedaron muy lejos de rentabilizar el discreto presupuesto de 2,5 millones de dólares.
Sin embargo, al contrario de lo que los directivos de Fox pensaban, la crítica especializada iba a valorar positivamente la película, que, con el paso del tiempo y fruto del boca-oreja, acabaría siendo una cinta de culto.
'Idiocracia': Más una profecía que una película
En la película, que actualmente no forma parte del catálogo de suscripción de ninguna plataforma de 'streaming' pero sí en opciones de alquiler, se nos presenta a Joe Bowers (Luke Wilson), un bibliotecario del ejército de los Estados Unidos que acepta participar en un experimento secreto: junto con la ingenua prostituta Rita (Maya Rudolph), también voluntaria, es sometido a un sueño profundo artificial. El experimento se basa en la demostración de que es viable criogenizar a los soldados para que hibernen durante los años en los que no haya guerras, pero, aunque la previsión es que sean despertados al año siguiente, la base militar es cerrada y los sujetos olvidados en estado de hibernación.
Finalmente, Joe y Rita despiertan accidentalmente 500 años después, encontrándose un mundo completamente diferente: los seres más inteligentes han ido desapareciendo, mientras que los más idiotas e ignorantes han acabado siendo la mayoría. Ahora, Joe y Rita se han convertido de repente en los dos ciudadanos más inteligentes del país. Una comprensión que tendrá consecuencias devastadoras.
Idiocracia es una de esas películas con un éxito improbable que es imposible de predecir. Por un lado se trata de una comedia que a priori puede parecer simple, con un humor que no hila demasiado fino, pero que en realidad es una sátira que trata muchos temas interesantes como sociedad. De hechos, algunos incluso llegaron a considerarla "premonitoria".
"El futuro es de los nerds. O de los idiotas. O de los nerds idiotas. Por ahí tira la premisa de Idiocracia de Mike Judge: la distopía futura no será zombie, vírica o alienígena, sino imbécil", escribía Alejandro G. Calvo de SensaCine sobre ella. "Los idiotas heredarán la Tierra y milenios de educación y cultura acabarán en las montañas de basura que serán las nuevas ciudades. Los rifles serán los nuevos bolígrafos. Y la superpoblación idiota convertirá nuestro planeta en un chatarrero inhabitable. Lo peor de todo: que Idiocracia es más una profecía que una película".