La vida de Amy Winehouse se truncó trágicamente a los 27 años por una intoxicación etílica accidental, un horrible final a la larga espiral de decadencia que acompañaba a la cantante a lo largo de prácticamente toda su vida. Es irónico que el tema más popular en la carrera de la artista, Rehab, es seguramente la canción más alegre jamás grabada sobre una adicta que adopta una postura de rebeldía ante el impulso de ahogarse en alcohol. Back to Black, el álbum de 2006 que da título a este 'biopic' es un disco construido sobre una exquisita contradicción: la música tiene unos tonos deliciosos y muy bailables que recuerdan a las grandes leyendas del jazz, sin embargo, las letras que lo componen son tan oscuras como la noche.
Es sorprendente ver a la actriz Marisa Abela transformada en Amy Winehouse para la nueva película dirigida por Sam Taylor-Johnson (Cincuenta sombras de Grey) sobre la gran intérprete británica. ¡Menudo descubrimiento el de este talento emergente! La intérprete guarda un gran parecido y su voz suena muy similar a la de Winehouse. Los que vengan buscando las partes más escabrosas no las encontrarán, así que esto eso será un problema para algunos espectadores que busquen el morbo. Back To Black es un correctísimo filme biográfico con una música estupenda (son una partitura de Nick Cave y Warren Ellis) y un reparto muy bien escogido.
La película comienza con algunas escenas de una Winehouse más joven interactuando con su familia. En particular, se hace hincapié en sus relaciones con su querida Nan (Lesley Manville) y su padre taxista (Eddie Marsan). Conocemos a Amy en su juventud relativamente tranquila, antes de haber encontrado su look característico: una dolescente judía del barrio londinense de Camden, que siente devoción por su abuela Cynthia (Lesley Manville), una antigua cantante de un club nocturno de los años 50 de la que acabará sacando ese peinado de la época. Sin embargo, poco a poco la chica no puede evitarlo y a la vez que va cogiendo tablas sobre el escenario, su vida se vuelve más tumultuosa.
Personas de su círculo cercano han afirmado que su padre y que su ex esposo (Blake Fielder-Civil, al que da vida Jack O'Connell) son retratados en el filme con más simpatía de la que merecen, y que a la película le habrían venido bien unos cuantos casos más documentados de mal comportamiento por su parte, a pesar de ello ninguno de los dos sale del todo bien parado de este retrato en manos de Taylor-Johnson. Los medios de comunicación, que acechan a Winehouse mientras relatan su espiral descendente con todo lujo de detalles, salen mucho peor parados que las personas de su vida cuyas acciones -o falta de ellas- pueden haberla llevado a ese final trágico.
Llega exclusivamente a cines la historia de una de las mejores cantantes de todos los tiempos: 'Back to Black'En mi opinión, si la película hubiera señalado con el dedo a Blake o a su padre, habría tenido un villano más que obvio, pero eso la habría convertido en un ‘biopic’ mediocre de la vieja escuela. Sin embargo, ver a Winehouse saboteándose a sí misma es más sobrecogedor y poderoso. La propia cantante emerge como una figura trágica cuyo espíritu ardiente la definió tanto como la vulnerabilidad que alimentó sus mejores momentos como vocalista con temas y directos donde hacía sentir al público su dolor como si fuera propio.
Cualquier película sobre Winehouse va a sufrir en comparación con el magnífico documental de de Asif Kapadia, estrenado en 2015, que presentaba a la propia mujer y también daba una idea más clara de su exigente musicalidad y profesionalidad, lejos de la caricatura sensacionalista de drogadicta. Pero esta película ahonda en el papel que desempeñó el amor en la vida de Amy Winehouse y la narrativa de infelicidad que creó en su obra: un venenoso manantial de inspiración.
En resumidas cuentas, Back to Black es una película amable, sin pretensiones demasiado profundas, y podría -de otras formas más duras y sombrías- plasmar la vida de Winehouse en la pantalla… Pero, Marisa Abela transmite su ternura y, quizá lo más conmovedor de todo, su juventud, que tan claramente contrasta con esa imagen dura y esa voz inquietantemente madura.