A estas alturas no cabe duda de que John Hammond no debería haber abierto su Parque Jurásico con el pírrico presupuesto que tenía. A lo largo de toda la película, de hecho, nos van dando pistas de que no tiene un duro y por eso ha contratado a empleados poco seguros como Nedry. Al final, todo lo que pasa es culpa de la tacañería de Hammond: mucho dinero para recrear dinosaurios, pero en todo lo demás las cosas se caen. Y Steven Spielberg supo plasmarlo a la perfección.
Estrella invitada
Originalmente, eso sí, Hammond iba a recibir su merecido y en los storyboards originales se ve cómo sirve de merienda para un velocirráptor con hambre. En el libro, de hecho, muere sin que a nadie le duela demasiado, pero en la película Spielberg se quiso guardar esa baza para el futuro,, e hizo bien: en El Mundo perdido volvió aunque no fuera durante demasiado tiempo, mostrando la evolución de su personaje.
Por cierto, la idea de que fuera un tacaño con ínfulas ya estaba en el libro: al empezar, hay un diálogo en el que Michael Crichton indicaba que la narración de los coches dentro del parque está hecha por Richard Kiley, un gag que repitieron tal cual en la película. ¡No reparamos en gastos, y por eso hemos contratado a una estrella de quinta división! Francamente hilarante.
Universal
Es probable que no sepas quién es Richard Kiley y por eso se te escapara el gag originalmente: se trata de un actor (que falleció poco después de Parque Jurásico) que ganó dos veces el Tony a mejor actor de musical, dos Emmy y cuatro Globos de Oro, pero, pese a todo, nunca terminó de despegar en popularidad. Aparecía en episodios contados, como secundario de oro en películas o incluso poniendo la voz en off en Howard el pato. Como véis, no podía haber otro que pusiera la voz al cochecito de Isla Nublar.
