A Dakota Fanning no le gusta repetir. Ni siquiera después de más de dos décadas de carrera. La actriz empezó con cinco años a actuar y no ha parado desde entonces. Siempre, eso sí, intentando cosas nuevas. Por eso, cuando leyó el guion de Los vigilantes y conectó con el proyecto, dijo que sí. "Sentí que era algo diferente a todo lo que había hecho antes, que es lo que normalmente me gusta hacer, cosas que son nuevas y diferentes, y pensé que me lo pasaría bien. Y así fue", afirma en SensaCine.
Los vigilantes llega a los cines el 7 de junio y, mientras que es la enésima vez para la actriz, es la primera para su directora: Ishana Shyamalan. El filme, una adaptación de la novela homónima de A.M. Shine, sigue a Mina, una joven que termina atrapada en un bosque irlandés del que no puede salir. Junto a ella hay tres personas, también en su misma situación, que se refugian en una casa con una pared que hace de espejo. A través de ella, por la noche, unos seres les vigilan.
Fanning describe la película, un 'thriller' de fantasía y terror, como:
Una historia humana muy realista en contraposición a este cuento irlandés folclórico de la mitología celta como telón de fondo
"Estaba buscando algo que me inspirara. Sabía en qué género quería jugar, el tipo de elementos con los que estaba interesada en trabajar en términos visuales y de sonido", recuerda Shyamalan sobre por qué eligió esta historia para su primera vez detrás de las cámaras en un largometraje. "Llegó en ese momento en el que estaba centrándome en esos pensamientos, y estaba tan cautivada por la experiencia de leerlo y estaba muy asustada y, como libro, es increíblemente sorprendente y expansivo. La experiencia de leerlo fue tan disfrutable que estaba muy emocionada de convertirlo en una película".
Shyamalan no llega de primeras al audiovisual. La cineasta ha trabajado como productora, guionista y directora de un par de proyectos de su padre M. Night Shyamalan: Tiempo y la serie Servant. "Aprendí muchas cosas", reconoce sobre su paso por la ficción de Apple TV+. "Llegué a esa experiencia sintiéndome poco confiada en mis habilidades. No estaba segura de cómo conseguir esas cosas que quería conseguir, pero fue todo a un ritmo muy acelerado, una cosa venía detrás de la otra".
En Los vigilantes, Shyamalan ejerce también de guionista y la historia recuerda, por sus giros de guion, a lo que nos tiene acostumbrados su padre. "Es algo interesante, viniendo de un sitio en el que sabes hacia dónde vas", reflexiona sobre lo que supone enfrentarse al reto de sorprender al espectador. "Sé cuáles son las sorpresas y el resultado de la película, así que intentar construir un misterio de la nada llevó mucha contemplación y reestructuración, mover muchas piezas en el guion y ver cuánto podía contar en cada etapa sin sentir frustración y llevar todo eso al último límite posible".
EL VIAJE EMOCIONAL DE LA PRIMERA VEZ
Shyamalan tenía muy claro qué quería a nivel visual en Los vigilantes. Esa fue la parte más fácil. "Sabía hacia dónde estábamos apuntando y sabía lo que quería, el aspecto de los espacios. Eso se desenvolvió de una forma muy natural", destaca. Y dentro de esos escenarios está el Corral, el refugio en medio del misterioso bosque en el transcurre la acción.
Los actores pasaron tiempo en un bosque real y en un estudio rodando el filme. "El exterior estaba construido en el bosque y el interior estaba construido en un estudio", recuerda Fanning sobre la casa. Para la actriz, actuar delante del espejo de dentro del Corral fue una experiencia única:
Tuvimos que dejar de ser conscientes de nosotros mismos delante del espejo. Era como una versión extraña de hacer teatro. Estás en un escenario pero tú eres el público mirándote a ti mismo. Creó una tensión natural que ayudó al sentimiento de la película, en términos de las sensaciones de los personajes
Si lo más fácil fue la parte estética, lo más difícil para Shyamalan fueron sus propios procesos internos. "Hay muchos retos, la forma artística es algo muy complicado y hay muchos elementos de la vida real que entran en juego…", afirma. "Creo que lidiar con mi propio viaje emocional durante todo el proceso y en días en los que estaba cansada o triste e intentaba mantener una energía constante… Es algo interesante dirigir siendo una mujer joven, pasar por todas esas cosas es un proceso algo específico".
La directora fue un punto a favor más para que Fanning dijera que sí a Los vigilantes. "Leí el guion y hablé con Ishana y escuché cómo quería que fuese esta película, cómo quería que se sintiera… Tenía una gran visión de la película y, simplemente, conecté con ella", reconoce.
Fanning, que lleva ya mucho tiempo en la industria, encuentra en Shyamalan algo clave en toda cineasta: la capacidad de adaptación. "Una de las cosas geniales de Ishana es que es muy colaborativa y siempre quiere asegurarse de que todo el mundo siente que se hace lo correcto. Si algo no está bien, resuelve cómo cambiarlo o ajustarlo para que todo el mundo se sienta cómodo y en sintonía. Eso es muy importante, que como directora te adaptes porque las cosas salen mal todo el tiempo en un set".
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