Puede que nunca hayas oído hablar de 3000, un duro drama sobre una prostituta adicta a la cocaína a la que contratan durante una semana por 3000 dólares (de ahí el título) a cambio de que, durante esos siete días, se desenganche de la droga. Al final, el cliente acaba echándola de una patada de su coche y se marcha sin mirar atrás, y el último plano es el de ella con su mejor amiga del gremio yendo a Disneylandia en autobús. ¿No te suena? Pues la has visto. Solo que entonces se llamaba Pretty Woman.
Walking down the street
Cuando el guion llegó a manos de Disney, Jeffrey Katzenberg dijo que le había gustado, pero que el tono estaba totalmente equivocado: tenía que ser un cuento de hadas moderno, una comedia romántica, y ese título de 3000 sonaba a ciencia ficción. El resultado tras una reescritura y un montaje que eliminaba las pocas capas reminiscentes de drama oscuro es la Pretty Woman que todos conocemos. Eso sí, pocos saben que, pese a todo, hubo pistolas durante el rodaje de la película.
Y no de mentira precisamente. Y es que, ¿os acordáis de la escena en la que Richard Gere le enseña una joya a Julia Roberts y le cierra la caja rápidamente? Muchas veces se ha dicho que era una improvisación en el momento, que la risa de Roberts era genuina y que Gere se encontraba mal ese día, pero lo que no se suele contar es que la joya era real y costaba 250.000 dólares (el doble ahora con la inflación). Y, para que estuviera segura, los joyeros obligaron a que hubiera un guardia mirándola todo el rato y cuidando que no le pasara nada, manteniéndose fuera de plano. ¿Miedo de que Gere quisiera sacarse un sobresueldo?
Pretty Woman costó 14 millones, y recaudó 463, resultando en un éxito posterior aún mayor en VHS y cada vez que se emite en televisión. De hecho, en España fue, durante mucho tiempo, un hito, desde su primera emisión en La 1 (55,6% de share, 9,2 millones de personas) hasta la trigestimoquinta en Telecinco en 2020, donde obtuvo un 14,1% y 1,7 millones de espectadores. Y lo que le queda.