Mientras rodaban la primera Regreso al futuro, Robert Zemeckis tuvo a bien preguntarle a Michael J. Fox a qué periodo de la historia le gustaría viajar. Él contestó que al lejano Oeste, para ver cowboys. Llegó justo al final de la saga, pero llegó. Y aunque rodar la película justo después de la segunda fue una buena idea, para el director fue un absoluto quebradero de cabeza, porque tenía que editar Regreso al Futuro II mientras rodaba la III. Se pasó el rodaje con aviones continuos por la mañana y por la tarde para que todo llegara a buen puerto. Lo hizo, por suerte. Y de qué manera.
Era un domingo a la tarde, fui al DeLorean de choque
Ahora mismo podríamos haber estado hablando de algo gigantesco si Zemeckis hubiera conseguido sus intenciones: contratar a Ronald Reagan como el alcalde de Hill Valley en 1885. Acababa de terminar su segundo mandato como presidente y estaba libre, así que, ¿por qué no? Contacfó con su agente y, como sabemos, tristemente rechazó la oferta. Reagan nunca volvió a ponerse delante de una cámara.
Aunque quizá tampoco le hubiera gustado ver el agujero de guion gigantesco que tiene la tercera parte y que no todo el mundo ve a la primera. En la película, el Doc de 1955 se ríe cuando se entera de que, treinta años después, le ha puesto "Einstein" a su perro. Sin embargo, no era un dato nuevo para él, ya que Marty le grabó el experimento con el perro en 1985 y se lo enseñó. ¡El Doc de 1955 había visto esa cinta! No debería haber lugar a la sorpresa, y lo único que los creadores dicen para defenderse es que "solo podemos asumir que Doc nunca vio esa parte o no prestó mucha atención". Oh, venga ya.
No fueron pocos los que se preguntaron qué pasaba con la cuarta parte, que jamás llegó pero sí tuvimos una especie de continuación con la serie de dibujos que se emitió entre 1991 y 1992, la montaña rusa de los parques de Universal (donde viajan hasta el "lejano" 2015) y los videojuegos de Telltale, que son la secuela más real de la saga. Ya tenéis deberes. De nada.