Que en una misma frase pueda escribir Hermès, Jane Birkin y bolsa de vomitar con sentido me parece poco más que un sueño erótico. Sobre todo por eso, porque es algo que fue una realidad, ya que todos los elementos estaban presentes cuando la polifacética artista inglesa, aunque siempre de espíritu francés, concibió el bolso por el que cuatro décadas después seguiría muriéndose medio mundo. La aspiración entre las aspiraciones del mundo de la moda. También te digo, a mí me gusta bastante más el Kelly. Pero si he de decir la mayor verdad de todas, es que jamás tendré el dinero necesario para hacerme con uno u otro.
Otra realidad es que en 2024 el Birkin de Hermès cumple 40 años. Durante este tiempo se ha convertido en el objeto de deseo por excelencia por los muy ricos, los ricos, los nuevos ricos y los aspirantes a serlo. Y su concepción sin embargo fue de lo más sencilla, aunque con un pelín de glamour mezclado con naturalidad.
Jane Birkin iba viajando en un vuelo cuando se topó con uno de los jefes de la casa francesa, Jean Louis Dumas, ocasión que aprovechó para decirle que por qué no creaban un bolso en el que cupiera todo, una especie de Kelly pero que fuese cuatro veces el tamaño de este y que se pudiera dejar abierto, algo que tiene bastante sentido teniendo en cuenta que a Birkin le encantaba usar cestas, para que cupiera todo y más, especialmente pensado para las madres.
Después de esta propuesta, la cantante y actriz echó mano a una de las bolsas de papel que hay en los aviones para usar en caso de náuseas y la utilizó para hacer un boceto de lo que tenía en mente. Dumas tomó buena nota de ello y cuando tuvieron el prototipo de lo que soñó Birkin se lo regaló a la actriz: un modelo negro en piel de becerro con sus iniciales grabadas que incluso se llegó a exponer en el Victoria & Albert Museum en 2021.
No obstante, Jane Birkin no acumuló muchos bolsos de este modelo a lo largo de su vida (falleció el verano pasado a los 76 años). Como curiosidad, habituaba a customizarlos con pegatinas y parches relacionados con sus causas sociales favoritas para promoverlas y solía adornar las asas con algunos abalorios, pañuelos y lazos.
En cuanto a royalties, teniendo en cuenta que como mínimo un Birkin de Hermès cuesta unos 10.500 dólares, tampoco ascendía a tanto lo que la actriz recibía de forma anual de parte de la maison francesa. Se estiman unos 40.000 dólares, los cuales siempre donaba a cuestiones solidarias. De hecho, en 2014 sacó a subasta uno de sus bolsos que posteriormente en otra en 2021 llegó a alcanzar los 162.000 dólares.
En caso de que no lo sepas, aunque tengas el dinero que cueste un Birkin, no puedes presentarte en una boutique de Hermès para comprarlo, sino que has de esperar a que te le ofrezcan una vez ya seas un cliente fiel que haya pasado una serie de validaciones. Esto hace que los modelos de segunda mano lleguen a alcanzar precios más altos que los nuevos y a su vez el aura de exclusividad que gira en torno a ellos se engrandece. Aunque a mí me da un poco de pereza, la verdad.