Ser un cineasta mundialmente reconocido, tener una carrera sólida forjada durante décadas y presumir de numerosos éxitos en su filmografía no tiene por qué ser garantía de éxito. Todo director, actor o profesional de la industria cinematográfica ha experimentado éxitos y fracasos en su trayectoria, ya sea por una mala recepción por parte de la crítica o por un mal resultado en taquilla. A veces, incluso, las dos cosas.
Tampoco se han librado de ello los cineastas más veteranos, en cuya larga trayectoria caben más posibilidades de haber protagonizado algunos altibajos. Que se lo digan a Steven Spielberg con 1941, Jurassic Park 3 o Hook, o al propio Martin Scorsese, quien también tiene algunos desastres de taquilla en su filmografía. Tampoco se libra uno de los directores franceses más famosos de la industria, Jean-Jacques Annaud, más famoso por su película El nombre de la rosa, quien ha experimentado algunos fracasos a lo largo de su carrera artística con películas que no pudieron encontrar a su público. Sin embargo, el peor de todos ellos sería Su majestad Minor, una comedia de fantasía estrenada en 2007 que no fue bien recibida ni por el público ni por la crítica.
Ambientada en la Antigua Grecia, Su majestad Minor es la historia de Minor, una criatura mitad hombre y mitad cerdo, huérfano y mudo, que vive en una granja situada en una remota isla imaginaria del mar Egeo junto a su amigo Sow. Un día, posado en una rama de olivo para tratar de espiar a Clythia, la hija del patriarca, Minor tiene una mala caída. Sorprendentemente, cuando se levanta, su vida ha cambiado: no sólo no ha muerto, sino que parece dotado de habilidades especiales y acaba siendo coronado rey.
Con un gran presupuesto de 26 millones de euros, Su majestad Minor fue, con una recaudación de poco más de 2 millones, el peor resultado jamás registrado por Annaud.
Les advertí a todos que sería un proyecto muy arriesgado
Nunca reacio a hablar de los altibajos de su carrera, Jean-Jacques Annaud rememoró su mayor fracaso en su entrevista para la revista Les Années Laser en la que recientemente hablaba a fondo de su carrera.
"Vi en esta película la oportunidad de renovarme, de salir de lo que muchos consideraban mi zona de confort. Mi pasado como helenista volvió a mí, pensé en el aspecto increíblemente transgresor, sexual, a menudo violento, de la mitología griega", recuerda Annaud. "Había advertido a todos que sería un proyecto poco convencional, obsceno, nada política y cinematográficamente correcto, por lo tanto muy arriesgado... Y tuve la confirmación, ya sea en términos de recepción de crítica o comercial: odiosa por un lado, catastrófica por el otro".
Este terrible fracaso, al que no estaba acostumbrado, me recuerda en cierto modo al cabezazo de Zidane durante el Mundial de 2006: un hombre al que todo le sonreía y que corría el peligro de hacer perder a su equipo
"Su Majestad Minor es un poco como mi cabezazo de Zidane en mi propio cine", añade el cineasta.
"Hice esta película con total sinceridad, asegura casi dos décadas después. "Lo único que lamento es haber hecho perder dinero a los inversores que creían en él. Reconozco que esto es absolutamente poco profesional".
