Montar un universo compartido no es una tarea sencilla, aunque Marvel haya hecho que parezca lo contrario. Cuando entran muchas mentes creativas en el proceso, se pueden tomar decisiones que sean limitaciones para los que vengan después, o incluso se puedan llegar a ver en un aprieto bastante gordo para poder hacer las siguientes películas.
Casi le sucede a James Wan a la hora de hacer Aquaman después de que el Universo DC hubiese estrenado ya varias películas, incluyendo una de La liga de la justicia donde se presenta de verdad al personaje de Jason Momoa. También parte de su mundo y de sus reglas, con algunas peculiaridades con las que Wan tenía que lidiar.
Concretamente, el director le había venido heredado un detalle que habría supuesto un problema muy serio. En La liga de la justicia vemos como Arthur Curry, Aquaman, se comunica con el resto de personajes del mundo acuático de Atlantis a través de burbujas de aire. En dicha película no se comunicaban bajo el agua, y tenían que buscar espacio para poder comunicarse.
Calmando las aguas
Claro, eso podía valer para momentos puntuales, pero se vuelve imposible hacer toda una película con esa limitación. Muchos fans se temieron lo peor de cara a Aquaman teniendo en cuenta este detalle, preguntándose cómo se solventaría el problema. La solución de Wan fue ignorarlo por completo y hacer que hablasen bajo el agua.
Aquaman no es suficiente para Jason Momoa: quiere llevar al cine un segundo héroe de DC que hasta a Michael Bay le costó descifrar”La gente le da demasiadas vueltas” comentó el director a Entertainment Weekly en el momento del estreno para calmar las aguas. Aprovechando cierta libertad en ese momento para el Universo DC, estableció sus propias reglas e hizo que la película pudiera transcurrir por cauces más convencionales. Eso propició el éxito de una película que hoy se verá en televisión a través de La Sexta, a partir de las 22:30.
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