En 1733, el escritor Samuel Madden imaginó en Memorias del siglo XX qué pasaría si un ángel llevara cartas diplomáticas en el tiempo desde el lejano 1997 hasta su año. La tecnología no había cambiado desde el siglo XVIII, pero sí la política y la religión, creando, de alguna manera, la primera paradoja temporal de la historia de la literatura. Para cuando llegamos a 1997, teníamos las paradojas más que superadas gracias, en parte, a Regreso al Futuro II, que en 1989 hizo que toda una generación viviera por y para los viajes en el tiempo.
¡Sube al DeLorean!
Regreso al futuro II transcurría al mismo tiempo en 1955, 1985 y 2015, y terminaba en 1885. Para un público acostumbrado a un cine familiar más ligerito, todo eran preguntas y más preguntas tratando de entender cómo funcionaba la narrativa de Robert Zemeckis. Y entre todas las preguntas, hay una para la que tenían solución... pero decidieron eliminar. ¿Qué pasa con el viejo Biff cuando sale del DeLorean de nuevo en 2015?
Los creadores pretendían mostrar que, al volver a su época, habría sido borrado de la existencia al cambiar su destino dándole a su yo de 1955 el almanaque deportivo. De hecho, llegaron a rodarle cayendo en la calle y desapareciendo, y así es como apareció la escena en los pases de prueba. Sin embargo, el público no terminó de entenderlo y lo recortaron antes de que ocurriera, dejándolo ambiguo y llevándose las manos al corazón. Por suerte, la escena ha sobrevivido hasta nuestros días. Mucho ojo.
Hay otra pregunta que me martilleó la cabeza durante años: ¿Por qué Jennifer se desmaya al verse a sí misma pero Biff no tiene ningún problema incluso en darse el almanaque deportivo? La respuesta es muy obvia, pero es fácil no caer: Biff no sabe que está viendo a su yo viejo (para él es un señor anónimo cualquiera), pero Jennifer es perfectamente consciente de a quién está espiando cuando se desmaya. Y es imposible que no te de un poco de shock, ahí podemos estar todos de acuerdo.