Franquiciar todo lo que sea franquiciable es la máxima de las grande producciones de Hollywood. Los universos cinematográficos es a lo que aspiran los estudios cuando dan luz verde a una película y eso significa dejar los finales abiertos o insinuar de cualquier forma que hay cabida para una secuela, un 'spin-off', una precuela o lo que surja. En esa necesidad de dejar la puerta abierta a futuribles, la tendencia es poner cualquier broche de oro: da igual cómo se haga, tan solo planta la semilla en el espectador. Por eso, cuando dentro de una saga te encuentras con un final redondo, coherente y bien pensado, sientes que todavía hay esperanzas.
El mejor ejemplo de una saga que sabe terminar sus películas a la perfección es Un lugar tranquilo (2018). La franquicia de ciencia ficción y terror instauró en su primera entrega esta especie de tradición con su final, y la secuela Un lugar tranquilo 2 (2021) y el 'spin-off' Un lugar tranquilo: Día uno (2014), que acaba de llegar a los cines, la han mantenido.
Un lugar tranquilo termina con Evelyn, la matriarca de los Abbott interpretada por Emily Blunt, y su hija Regan, a quien da vida Millicent Simmonds, descubriendo el punto débil de los alienígenas: un sonido a una frecuencia muy alta -el del implante coclear de Regan acoplado- les hace daño, lo que hace que abren su cabeza-caparazón. Es el momento perfecto para dispararles y matarlos. Lo último que ve el espectador en la primera entrega es a Evelyn, después de acabar con uno de ellos, cargando la escopeta.
'Un lugar tranquilo: Día 1' es emotiva y terrorífica. Llega el gran 'hit' de género del veranoLa secuela cuenta con el siguiente desenlace: Regan ha conseguido llegar a una estación de radio. Desde allí puede emitir a todo el mundo el sonido que hace su implante coclear cuando se acopla. En la radio mata a uno de los alienígenas clavándole un palo en la cabeza. Después de eso, la última imagen es la del implante colgado del micrófono, adelantando que el mundo está ganando la batalla a los alienígenas.
El 'spin-off', ambientado en Nueva York durante el primer día de la invasión alienígena, ha mantenido este guiño.
EL FINAL MÁS TRISTE DE LA SAGA
¡OJO, SPOILERS! A continuación encontrarás 'spoilers' de Un lugar tranquilo: Día uno.
Sam (Lupita Nyong'o) es la protagonista del 'spin-off', una mujer con cáncer que se encuentra, en pleno fin del mundo, con un hombre llamado Eric (Joseph Quinn). Ella, aceptando su enfermedad, decide quedarse en Nueva York y ayudar a Eric a llegar hasta uno de los barcos en los que están evacuando a los supervivientes del ataque alienígena.
Cuando Sam pone a salvo a su compañero de apocalipsis y a su gato, aparece escuchando música con cascos por las calles de Nueva York. Cuando llega a un cruce, la protagonista deja que la canción 'Feeling Good' de Nina Simone suene por los altavoces. Esto atrae a una de las criaturas, que aparece detrás de ella. Lo último que vemos es a Sam aceptando su muerte. Lo último que escuchamos es el famoso "And I'm feeling good" del conocido tema musical.
Los últimos segundos del 'spin-off' son todavía más valiosos cuando pensamos que el director del filme no es John Krasinski. Este último es quien llevó a la gran pantalla la primera entrega de la saga y su secuela. En Un lugar tranquilo dio vida también al padre de los Abbott. En la secuela repitió como el personaje en un 'flashback'.
De cara al 'spin-off', el peso de la dirección y del guion ha caído en manos de Michael Sarnoski. Krasinski se mantiene en la franquicia como productor de la película. Es todo un acierto que hayan querido dar coherencia a todas las películas de las que consta la saga con este tipo de finales tan redondos. A diferencia de los otros dos, mucho más esperanzadores, el del 'spin-off' es triste, pero perfecto para cerrar esta historia ambientada en el primer día del fin del mundo.
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