Pepe es un ser de luz. La mejor persona del mundo. Fía a todos en su bar, da clases de coro en la iglesia, ayuda siempre a su hija cuando la llevan a comisaría e incluso está dispuesto a darle un riñón a su suegra, que le trata fatal. Todo el mundo en el barrio le quiere y le adora. Es tan 'people pleaser' que cuando descubre que tiene un tumor cerebral, decide convertirse en el ser más vil, rastrero y malo para que todos le odien y nadie le llore en su funeral. ¿Siempre se van los mejores? Pepe quiere evitar eso a toda costa.
La historia de Pepe es la de Mala persona, la nueva comedia de Fer García-Ruiz con Arturo Valls en el papel protagonista. El filme, que llega a los cines el 3 de julio, es la segunda vez que actor y director colaboran juntos tras Descarrilados. "Ayuda un montón", dice el cineasta sobre cómo influye conocer ya a tu líder de elenco. "Tienes mucha confianza con él, de haber trabajado antes. Sabes que te vas a entender, que los dos teníamos la misma película en la cabeza. Arturo es una persona superfácil de trabajar".
"Hubiera aceptado la peli con el peor director", bromea Valls. "No puede haber director con mejor talante en un set, más predispuesto a que todo... Es un poco Pepe también".
Para García-Ruiz, el reto con Mala persona fue "encontrar los límites del buen gusto".
Como añade:
Quería jugar con situaciones muy extremas y muy límite y que fuese un humor un poco irreverente, pero que no resultase chabacana. Era muy importante que la gente se pudiese reír de situaciones dramáticas, pero sin caer en el humor fácil o zafio
A medida que Pepe se va volviendo cada vez más malo, también se vuelve más atractivo. "En el lado oscuro ocurren cosas más divertidas", reflexiona García-Ruiz. "Los personajes resultan más interesantes. La maldad tiene ese punto de morbo y de interés que es innato en la naturaleza humana".
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Para ayudar a Pepe a convertirse en el más malo del barrio, el protagonista pide ayuda a su amigo: infiel, alcohólico, consume drogas, manipulador... En definitiva: un auténtico capullo. "Es divertido porque todo el mundo tiene su lado gamberro y también con la premisa de la película se disfruta mucho metiéndose en este hijo puta", afirma Julián Villagrán, que da vida al personaje. El actor, no obstante, tuvo momentos en los que no lo pasó tan bien. "También sufrí de defender algunos chistes tan chungos que tenía que decir de que no se me tomara literal".
"Hemos jugado con la comedia por contraste", indica García-Ruiz. "Pepe, el protagonista, es la luz dentro del barrio y el resto tenían que ser superoscuros, más turbios y aprovecharse de él. Cuanto peor lo pasaba el personaje de Arturo, más divertida era la película".
"Al final, la comedia, cuando más funciona es cuando el prota sufre más", añade Villagrán. "Me acuerdo, en Camera Café, los capítulos que más funcionaban y que más la gente celebraba eran cuando el personaje lo pasaba mal. Cuando llegaba Quesada a la oficina y tenía un superconflicto y estaba sufriendo era lo más divertido", recuerda Valls.
ARRANCAR UNA CARCAJADA
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Mala persona busca huir de lo políticamente correcto o lo que describe García-Ruiz como "buenismo clásico". "Buscábamos una comedia que fuese negra, que tuviese ese punto irreverente", afirma. "Nuestra apuesta era clara y fuimos a tope, a que los chistes fuesen potentes".
Aunque el director reconoce que algunos chistes "se quedaron en el tintero", "los más potentes están en el filme".
Como explica:
Hacemos humor con tumores cerebrales, con hipotecas denegadas, con situaciones muy delicadas que, al final, en la vida real no tienen ninguna gracia, pero que en la película creo que la tienen porque lo llevamos todo muy al extremo y una de las cosas que más me gusta de la película es que hemos ido a tope a la hora de jugar con el humor
Malena Alterio, que da vida a Sagrario, la mujer de Pepe, no tuvo ningún problema con las bromas que proponía el guion de la película. "No lo pensé porque creo que está totalmente justificado. El hecho de cómo está hecho el discurso y cómo está planteada la película... Es como muy entendible. La peli no es realista tal cual. Está subida la temperatura".
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"No se hace apología", añade Valls. "Esto es fundamental, el dónde coloques el chiste es fundamental. Los teatros o estos espectáculos que vemos ahora que hay gente que va a que se rían de su discapacidad, de su problema, de su color de piel. Eso es maravilloso, la gente liberada, riéndose de sí mismos o de cualquier problema. De repente, ves a un señor por la calle diceindo un chiste machista o xenófobo, ese es el que hay que perseguir porque notas esa intención. Notas el odio, notas la ofensa, el desprecio; pero en los códigos de la ficción, del teatro... Ahí todos... se debería hacer incluso más".
Al fin y al cabo, lo que busca Mala persona es que la gente se ría y desconecte. "Para mí no es menor", recalca García-Ruiz. "Muchas veces, la comedia, a lo mejor, no se valora en su justa medida", reflexiona. "Es superdifícil arrancar una carcajada del público. Tienen que ser chistes que funcionen muy bien, situaciones que funcionen, que haya química entre los personajes. Lo más importante es eso: que la gente pueda desconectar durante la hora y media que dura la película y que se vaya como de buen rollo a casa. Eso es muy satisfactorio".
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