Antes de que Titanic se convirtiese en una de las películas más famosas de la historia y parte de la cultura popular en todo el mundo, hubo algunas dudas al respecto de lo que se traía entre manos James Cameron, quien entonces ya venía de haber triunfado con la saga Terminator, Aliens y Mentiras arriesgadas. Se hablaba de un presupuesto excesivo -la película había costado 200 millones de dólares- que podría terminar en un posible megafracaso, pero la realidad es que la película de catástrofe -y romántica- del cineasta se convirtió en la película más exitosa de todos los tiempos cuyos ingresos en taquilla superarían lo nunca visto hasta la fecha: más de 2.000 millones de dólares, lo que suponía nada más y nada menos que el doble de lo recaudado por la anterior película más taquillera de todos los tiempos: Jurassic Park de Steven Spielberg.
Aunque los protagonistas indiscutibles de la película son Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en la piel de los ya para siempre inolvidables Jack y Rose, Titanic contaba entre sus filas con un enorme elenco de intérpretes y miles de extras. Algunos de ellos, como Billy Zane, Bill Paxton o Kathy Bates tenían papeles más notables, y otros se quedaron en roles más secundarios, pero la película causó tal furor que incluso los pasajeros menos esperados acabaron ganándose un pedacito de nuestros corazones. Y si no, que se lo digan a Cora, la tierna niña que bailaba con Leonardo DiCaprio en la fiesta de Tercera Clase y a la que le esperaba un trágico final.
Otro personaje que apenas tuvo importancia pero que nos dejó huella fue el interpretado por el actor Reece Thompson, que entonces tenía cinco años, y que aparece en Titanic en un total de tres escenas, llegando a pronunciar una frase. Al final, el niño y su familia que viajaban con él en tercera clase mueren cuando el Titanic se hunde tras chocar con un iceberg, pero el intérprete, que ha seguido vinculado a la industria aunque siempre con pequeños papeles, sigue ganando dinero por esa única línea de guion.
En aquel entonces, Thompson podría haber obtenido mucho más dinero por menos trabajo para un anuncio publicitario, pero tanto él como su madre decidieron apostar por su pequeño papel en la gran película. Una decisión que no solo ha valido la pena porque, por supuesto, es genial haber estado en la que fue la película más taquillera de la historia durante años, sino porque también mereció la pena económicamente si se mira en retrospectiva.
Incluso 27 años después, Titanic le sigue brindando dinero a Thompson cada año. Tras cobrar un salario por sus horas de trabajo en la película, el actor recibió un pago adicional de alrededor de 30.000 a consecuencias del gran éxito que había tenido el filme. Una buena cantidad que su familia, según contaría él a Business Insider en 2018, invirtió principalmente en su educación. En los años que siguieron, hubo cheques residuales, cada uno con un valor de unos pocos miles de dólares, con picos en los años en que hubo nuevos desarrollos en el mercado del cine en casa, como el primer lanzamiento en DVD o en Blu-Ray, mientras que los eventos relacionados con el vigésimo aniversario también generaron ganancias adicionales.
A largo plazo, sin embargo, los cheques serían, eso sí, cada vez más pequeños y, sin contar los recientes eventos del 25 aniversario y su reestreno, las sumas anuales venían oscilando entre 100 y 250 dólares al año. Una suma que, según contaba Thompson a la publicación, no espera ansiosamente para que le cambie la vida, pero que sigue siendo una buena noticia para él en el momento de recibir el cheque.
Un dinero que le debe precisamente a su línea de diálogo, puesto que los extras puros de fondo no reciben ningún pago de este tipo por su participación en la película.
