Robert Zemeckis y Bob Gale sabían que, si querían que Regreso al futuro triunfase, tenían que ser meticulosos con los viajes en el tiempo, no podían dejar nada al azar e incluso hacer bromas para los espectadores más despiertos. Por ejemplo, cuando en el pasado rompen uno de los dos pinos icónicos de Hill Valley en 1955, al volver a 1985 el centro comercial ya no se llama "Twin Pines", sino "Lone Pine". Genio y figura.
Un agujero de gusano
Por sencillo que sea entender los viajes en el tiempo de la saga, hay cosas que colapsan por sí solas. Por ejemplo, cuando Doc le dice a Marty que no pueden ir al futuro a perseguir a Biff porque sería el futuro equivocado, ¿por qué él sí que puede hacerlo? ¿No debería ser un futuro inaudito? Lo cierto es que sus guionistas le dieron mil vueltas, pero solo de manera interna: en la película nunca se especifica a qué 2015 llega Biff llega, pero realmente es un 2015 alternativo que llamaremos 2015-A. ¿Os duele ya la cabeza?
Este nuevo universo nace en el mismo momento que Biff vuelve con el DeLorean, solo que la fisicalidad del barrio no ha cambiado y por eso parece igual (podría haber cambiado, sí, pero no tiene por qué). El problema es que es un concepto de viaje temporal demasiado complejo para el público mainstream y decidieron no hablar de ello. De hecho, si crees que no es así, Zemeckis te reta a explicárselo a tu madre para ver si es capaz de entenderlo.
Universal
Además, pararse a explicarlo habría ralentizado la historia, y, realmente, tampoco importa demasiado dado que es una trama que finaliza en ese mismo momento, de manera ambigua... y esperando que el público pudiera tener teorías mejores que su explicación real. Al fin y al cabo, por mucho que nunca hayamos viajado en el tiempo, sí que podemos entender sus reglas internas... o al menos las que nos hemos hecho en nuestra propia cabeza. En todo caso, la próxima vez que os montéis un DeLorean, ¡andaos con cuidado! No querréis acabar en el 2055-A.
