Aparte de Zathura, que es una secuela espiritual de Jumanji, tardamos en tener una segunda parte... Y eso que a mediados de los 90 se intentó repetir el éxito. De hecho, se sabe que en 1999 se trabajó en Jumanji 2 con el supervisor de efectos especiales, Ken Ralston, tomando el sillón de director. En esta película, el jugador sería el mismísimo presidente de los Estados Unidos, que se ve, obviamente, metido dentro del juego, en el que esta vez habría hecho equipo con animales-humanos híbridos. La cosa no siguió adelante y el guion fue cambiando, introduciendo de nuevo en un momento dado al personaje de Robin Williams, Alan Parrish. Solo había un problema: Williams no estaba por la labor de volver a Jumanji.
La casa árbol del terror
De hecho, hasta 2017 no tuvimos una secuela propiamente dicha de la película, que sirvió, a su manera, como homenaje tras el suicidio del mítico actor (al que, francamente, todavía echamos de menos). A lo largo del rodaje, Vin Diesel y compañía nos repitieron varias veces que Jumanji: Bienvenidos a la jungla mostraría sus sentidos respetos al rey de la comedia estadounidense, y al final, todo sea dicho, cumplieron.
Y es que en esta secuela, cuando vemos por primera vez a Alex dentro del mundo del videojuego, lleva a su equipo a una cabaña en el bosque donde podemos leer, entre la madera, "Alan Parrish estuvo aquí". Cuando le preguntan quién era, él contesta que debía ser la persona que vivió allí antes que él. Durante 26 años, para ser más concretos, aunque nunca lo viéramos en la película original.
Por cierto, en la tercera parte, Jumanji: siguiente nivel, también hay una referencia explícita a la primera entrega con el cameo de Bebe Neuwirth, que interpreta a la tía de los niños protagonistas. ¿Tendremos algún guiño extra en la inevitable cuarta entrega de la franquicia? Quién sabe. Ojalá el legado de Robin Williams nunca se olvide.