No será ni el primer actor ni el último que por una u otra razón acaba rechazando un papel que hubiera supuesto un momento cumbre en su carrera, pero no todos acaban admitiendo con tanta sinceridad que se equivocaron por completo. Pero ese es el caso de Mickey Rourke, el actor y (ahora ex) boxeador estadounidense que se convirtió en una estrella en los años 80 y tuvo un gran éxito, pero también una trayectoria llena de altibajos.
Después de su primer éxito con la película de Barry Levinson Diner a la que siguieron otras como La ley de la calle de Francis Ford Coppola, Mickey Rourke tuvo una racha de proyectos de peor prestigio y, a principios de los 90, decidió alejarse un poco de la interpretación para centrarse más en el boxeo de forma profesional. No obstante, esa etapa tampoco duró demasiado y se retiró del deporte de 1994 para volver de nuevo a su trabajo delante de las cámaras.
De aquella etapa Rourke no se siente muy orgulloso.
En declaraciones a Daily Mail en 2009, año en que pudo hacerse con el Oscar a Mejor actor por su trabajo en la película El luchador de Darren Aronofsky pero que finalmente se llevó Sean Penn por Mi nombre es Harvey Milk, Rourke admitió que no se había ganado una buena fama en Hollywood:
Dije estúpidamente que actuar no era un trabajo para un hombre de verdad. Amenacé a los productores, me enfurecí con los directores, olvidé el nombre de mi agente. Realmente quemé mis naves. Y mucha gente tiene buena memoria
Al mismo tiempo, Rourke reconoció que había rechazado papeles muy interesantes en aquella época y compartió algunos de sus peores errores. Por ejemplo, Rourke rechazó papeles en Los intocables de Eliot Ness y El silencio de los inocentes y, al parecer, Dustin Hoffman lo quería para Rain Man, pero ni siquiera devolvió la llamada. Esta serie de rechazos llegó a su clímax cuando también rechazó la oferta de Quentin Tarantino para Pulp Fiction.
Quentin Tarantino me llamó una vez, creo que era para 'Pulp Fiction', el papel que interpretó Bruce Willis. Ni siquiera leí el guión. Me permití sentirme orgulloso y enojado porque podía actuar. Pensé que tendría que estar muerto para no trabajar
Desafortunadamente, pasar de un sinfín de proyectos de éxito durante una década le acabaría pasando factura y Rourke lamentaría mucho su arrogancia tiempo después.
"Nadie sabía lo arruinado que estaba"
"Empecé a cagarla durante el rodaje de El corazón del ángel", recordaba. "Estaba fuera de control y no creía que la fiesta fuera a terminar. Podía alojarme en cualquier hotel, comprar lo que quisiera y llevar a toda mi comitiva a cenar. Mi hermano y yo teníamos seis motos cada uno, y ondeábamos la bandera confederada y una bandera pirata sobre el garaje. Los vecinos entraban y salían casi todos los meses".
"No piensas que va a terminar y cuando lo hace, da mucho miedo", dice. "Lo perdí todo: mi casa, mi carrera, mi mujer. Mi vida era una zona de desastre. Nadie sabía lo arruinado que estaba. Pagaba 500 dólares al mes por un apartamento de una habitación con un patio para mis perros", contó.
Afortunadamente Rourke pudo recuperarse y, a pesar de muchas malas decisiones, pudo volver a trabajar y sigue muy activo hasta a día de hoy.